TeCNé, Episteme y Didaxis: TED
Universidad Pedagógica Nacional
Diseño de un modelo de
educación ambiental basado
en la complejidad
Design of an Environmental Education Model
based on Complexity
Projetando um modelo baseado na
complexidade para a educação ambiental
Para citar este artículo: Solarte-Echeverri, M. C., Zúñiga-Escobar, O. y Osorio-Marulanda, C. A. (2024). Diseño de un modelo de educación ambiental basado en la complejidadTeCNé, Episteme y Didaxis: ted, (55), 83-99https://doi.org/10.17227/ted.num55-17568
1 Resumen
Este artículo presenta una reflexión sobre los procesos de formación más comunes
de la educación ambiental en la educación superior, con el propósito
de proponer un modelo basado en el paradigma de la complejidad, el cual
pueda contribuir a superar las prácticas tradicionales y reduccionistas que están
incidiendo en la formación de los maestros. Tales prácticas no contribuyen con
una comprensión del ambiente de una forma integral, es decir, de manera que
tengan en cuenta el diálogo de saberes, la interdisciplinariedad, las cosmovisiones
de las comunidades, los asuntos socioculturales, las relaciones sistémicas,
así como la construcción de conocimientos científicos. La propuesta presentada
se fundamenta en un análisis del estado del arte de publicaciones recientes
relacionadas con la educación ambiental y la teoría de la complejidad. Como
resultado, se propone un modelo de educación ambiental para la formación
de maestros basado en tres principios: la no linealidad, la complementariedad
y el principio de incertidumbre. Mediante esta propuesta, se espera aportar a
la formación docente que se implementa a través de la educación superior,
como parte de la investigación de una tesis doctoral realizada en el Doctorado
Interinstitucional de Ciencias Ambientales de la Universidad del Valle.
Palabras clave
complexity; environmental education; higher education; complementarity principle; uncertainty
principle; non-linearity principle
2 Abstract
This article presents a reflection on the most common training processes of
environmental education in higher education, with the purpose of proposing a
model based on the paradigm of complexity, which can contribute to overcoming
the traditional and reductionist practices that are influencing in the teacher
training. Such practices do not contribute to a comprehensive understanding
of the environment in an integral way, that is, they consider the dialogue of
knowledge, interdisciplinarity, the worldviews of the communities, sociocultural
issues, systemic relationships and the construction of scientific knowledge. The
proposal presented is based on an analysis of the state of the art of recent
publications related to environmental education and complexity theory. As
a result, an environmental education model for teacher training is proposed
based on three principles: non-linearity, complementarity, and the uncertainty principle. Through
this proposal, it is expected to contribute to the teacher training that is implemented through higher
education, which is part of the research of a doctoral thesis carried out in the Interinstitutional Doctor
of Environmental Sciences of the Universidad del Valle.
Keywords
complexity; environmental education; higher education; complementarity principle; uncertainty
principle; non-linearity principle
3 Resumo
Este artigo apresenta uma reflexão sobre os processos de formação mais comuns da educação
ambiental no ensino superior, com o objetivo de propor um modelo baseado no paradigma da
complexidade, que possa contribuir para a superação das práticas tradicionais e reducionistas
que estão influenciando na formação de professores. Tais práticas não contribuem para a compreensão
do ambiente de forma integral, ou seja, que levem em conta o diálogo de saberes, a
interdisciplinaridade, as visões de mundo das comunidades, as questões socioculturais, as relações
sistémicas, bem como a construção de conhecimentos científicos. A proposta apresentada baseia-se
em uma análise do estado da arte das publicações recentes relacionadas à educação ambiental
e teoria da complexidade. Como resultado, propõe-se um modelo de educação ambiental para a
formação de professores baseado em três princípios: a não linearidade, a complementaridade e
o princípio da incerteza. Com esta proposta, espera-se contribuir para a formação docente que
se realiza no ensino superior, como parte da pesquisa de uma tese de doutorado realizada no
Doutorado Interinstitucional de Ciências Ambientais da Universidade del Valle.
Palavras-chave
complexidade; educação ambiental; ensino superior; princípio da complementaridade; princípio
da incerteza; princípio da não linearidade
4 Introduccción
La universidad tiene la responsabilidad de
hacer posible la construcción y el desarrollo
de un conocimiento innovador y reflexivo para
el manejo y la solución de problemas sociales,
además de ofrecer una formación integral,
desde el pensamiento crítico y reflexivo, y
la formación de una conciencia ética para
abordar retos complejos y múltiples en las
sociedades actuales.
Uno de estos retos es la incorporación de
la educación ambiental a nivel de la educación
superior para dar respuesta a la crisis ambiental,
la cual requiere de un análisis desde
el conocimiento científico y social (Molano,
2014), lo que implica una transformación de
los sistemas educativos a partir de una formación
ciudadana requerida para todos los
futuros profesionales. Esta formación debe ir
más allá de ofrecer conocimientos centrados
en temas ecológicos o el uso de herramientas
de gestión o normativas legales, pues la
educación ambiental “es el campo donde
convergen diversas epistemologías, racionalidades
e imaginarios sociales que transforman
la naturaleza y abren la construcción de un
futuro sustentable” (Leff, 2007, p. 13).
La universidad debe contribuir en la construcción del conocimiento en educación ambiental, para comprender la integralidad del hombre desde lo biológico, social y cultural. Al respecto, Ángel (1996) señala, que la universidad requiere de conocimientos científicos, de una nueva ética y una filosofía para identificar el papel del hombre en la naturaleza a partir de las transformaciones generadas por la cultura en los ecosistemas. El proceso pedagógico en la universidad debe estar centrado en la preparación para la vida y la formación profesional. (Merino, 2019)
Pero la educación ambiental en la universidad
ha privilegiado la enseñanza de la
ecología, en donde el concepto de ambiente
que predomina entre los estudiantes está relacionado
con lo “verde”, obviando lo sociocultural
(Escalona, 2006 en Tovar, 2017). Tal
tipo de formación merece un análisis, cuando
se trata de educar a los futuros maestros en
las universidades, quienes a su vez deben
educar a los estudiantes de los niveles de
educación básica primaria y secundaria. No
hay que olvidar que la educación configura
la sociedad, la cual debe formarse de manera
distinta con relación al ambiente y a sus
dinámicas.
Sin embargo, la enseñanza de la educación
ambiental se ha orientado mediante
modelos que se identifican según sus contenidos,
experiencias, prácticas y epistemologías,
cuyas características le otorgan cierta identidad.
Estos modelos se han clasificado como
el modelo tradicional, el modelo activista, el
modelo resolutivo, el modelo antropocéntrico,
el modelo sistémico y el modelo de desarrollo
sostenible, entre otros (Quintero, 2017;
García, 2004; Sauve, 2004). Todos estos se
diferencian por el tipo de actividades en clase;
por el concepto de ambiente que asumen y
por los propósitos que persiguen, los cuales
consolidan las concepciones de los estudiantes
que participan de estas prácticas de enseñanza-
aprendizaje. De allí, la importancia de
identificar las características de cada modelo.
Veamos en qué consisten.
Modelo Naturalista: las características de
este modelo están orientadas principalmente
hacia la enseñanza de la ecología, en los
sistemas naturales y su protección. Particularmente,
en este modelo, se presenta una visión
fatalista del ambiente.
Los contenidos de este modelo no tienen en cuenta los aspectos socioculturales.
El docente es un dinamizador del proceso de enseñanza y las actividades
de práctica están representadas en salidas a espacios verdes, para el contacto
con la naturaleza (Quintero, 2015; Sauvé, 2005; García, 2004).
Modelo Resolutivo: se caracteriza por abordar la educación ambiental desde
la resolución de problemas ambientales. En su ejercicio, se pretende desarrollar
competencias en los estudiantes a partir de un problema que sería el punto de
partida para un proceso de investigación.
Los contenidos de este modelo están centrados principalmente en diagnósticos
de identificación de problemas. La metodología propuesta responde
a procesos de investigación, donde se construye conocimiento a partir de los
hallazgos. El docente es un líder que orienta el ejercicio de encontrar soluciones
a partir de una propuesta de resolución de problemas (García, 2004; Sauvé,
2005; Moreno, 2022).
Modelo Activista: tiene un enfoque antropocéntrico y naturalista, pues su
enseñanza está dirigida a realizar actividades de cuidado y protección del ambiente.
Sin ningún objetivo claro frente a la formación del que aprende, se trata
de motivar al estudiante, quien descubre la realidad en función de sus intereses
y experiencias, a través del contacto directo con el entorno (García, 2004; Estrada,
2012).
El papel del docente es propio de un líder afectivo y social que facilita el
conocimiento, al dar libertad para que el estudiante aprenda por descubrimiento.
Los contenidos de enseñanza se centran en aspectos ecológicos, en actividades
lúdicas, siembras, elaboración de papel, campañas, reciclaje, ornamentación,
recorridos ecológicos, entre otros. Estas actividades no cuentan con objetivos
claros, no hay una preocupación por construir conocimientos, ni competencias
y no hay prácticas de investigación (Estrada, 2012; Torres,1998).
Modelo Antropocéntrico: en este modelo predomina el cuidado y la protección
de los recursos naturales. El docente considera que se debe educar para no
tener conductas que vayan en contra del ambiente natural. Aquí, el ser humano
es un protagonista importante con una postura superior a otras formas de vida,
es un dominador de los sistemas naturales y su preservación depende de las
conductas que se tengan.
Los contenidos de este modelo corresponden a la preservación de la biodiversidad,
la deforestación, la desertificación, el eco consumo, eco civismo y
proyectos ambientales (Quintero, 2015). En este modelo es muy importante
formar en valores para conservar los ecosistemas, preservar, cuidar el agua y
los suelos y no ocasionar gases que aumenten el efecto invernadero (Sauve,
2004; García, 2004).
Modelo Sistémico: este modelo considera que el ambiente es un sistema
de relaciones, desde aspectos socioculturales, éticos y estéticos hasta los
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Diseño de un modelo de educación ambiental basado en la complejidad
María Claudia Solarte-Echeverri, Orlando Zúñiga-Escobar, Carlos Augusto Osorio-Marulanda TED
científico-tecnológicos e interdisciplinarios.
Todas estas perspectivas son complementarias,
de esta manera se enriquece la argumentación
y se posibilita la comprensión
(Torres, 2012).
El modelo de enseñanza está centrado en
establecer relaciones donde se analizan los
componentes que hacen parte de un todo. La
propuesta metodológica es de investigación,
por lo tanto, el docente parte de diagnósticos
y de preguntas que se deben resolver. En principio,
parte de un problema ambiental para
buscar respuestas desde diferentes saberes:
“El estudio del ambiente es, sobre todo, un
dominio de investigación: no hay ninguna
ciencia privilegiada para emprenderlo” (Torres,
2012, p. 30).
Modelo de Desarrollo Sostenible: el
modelo tiene como propósito central educar
a las personas para administrar bien los recursos
actuales, posibilitando la subsistencia
de generaciones futuras. En este modelo se
promueve una discusión entre lo sostenible y
lo sustentable.
El docente propone la enseñanza del
desarrollo sostenible, que está más orientada
a la enseñanza para la gestión ambiental, los
objetivos del milenio, las problemáticas del
cambio climático y sus efectos a nivel global.
Se trata de una educación que vincula el ambiente
y el desarrollo, desde planteamientos
ecológicos, sociales y económicos, para analizar
los límites de la biosfera a partir de una
equidad social para la sostenibilidad (Novo,
2009; Álvarez, 2005).
Los modelos anteriormente descritos
surgieron de las prácticas de enseñanza en
la universidad. Sus efectos se perciben en las
prácticas de los maestros en sus instituciones
educativas, al promover una educación
ambiental basada en la enseñanza de contenidos,
de este modo, asumen que están
haciendo educación ambiental. El ambiente
no es un tema, es una realidad cotidiana y
vital, es un proyecto de desarrollo humano,
que no se reduce a educar para “conservar
la naturaleza”, “concienciar personas” o
“cambiar conductas” (Álvarez, 2005; Sauvé,
2004; García, 2004), su tarea es más profunda
y comprometida, pues está asociada
al cambio social.
En este contexto, el presente artículo tiene como propósito identificar aspectos comunes a la educación ambiental en el nivel superior, con el fin de elaborar una propuesta basada en la teoría de la complejidad Morín (1994, 2001; 2004; 2010), Carrizosa (2021), Boff (2011), Leff (2000; 2004; 2006; 2007) y Zúñiga (2018), de tal forma que se pueda contribuir con la formación de maestros que enseñan educación ambiental, que puedan superar las visiones reduccionistas presentadas antes, e incorporen dinámicas del ambiente de forma integral.
5 Estado del arte
El estudio se inició a partir de la búsqueda
de la literatura relacionada con los temas de
la complejidad y la educación ambiental en
el nivel superior, mediante la metodología de
mapeo sistemático, el cual es menos exhaustivo
que la revisión sistemática. Su objetivo
consiste en presentar un estado del arte en
donde se puedan observar los resultados
de la búsqueda de forma general y amplia
(Petersen, 2008).
Para usar esta metodología se requiere contar con criterios de búsqueda de acuerdo con el interés de la investigación. Para este caso, los criterios utilizados fueron los siguientes:
-
1.
Las bases de datos consultadas como scopus, ProQuest, Mendeley y Scielo, principalmente, durante los últimos seis años; además de otras fuentes sobre temas de la complejidad.
-
2.
Las categorías de búsqueda para este caso fueron: educación ambiental, educación ambiental a nivel superior, la relación entre educación ambiental y teoría de la complejidad.
Los resultados de la búsqueda arrojaron 16.834 artículos, de los cuales un
número importante corresponde a la educación ambiental. De ellos se derivaron
diversas subcategorías como: educación ambiental y desarrollo sostenible,
educación ambiental y formación en valores, educación y gestión ambiental,
educación ambiental en la universidad, y educación ambiental y complejidad
(ver tabla No. 1).
En el mapa sistémico, los hallazgos fueron organizados en un plano cartesiano
en dos fases, de contribución y de investigación; en la primera, se reportan
las categorías que fueron descartadas y la fase de investigación se corresponde
con los artículos que fueron examinados para esta investigación (ver Fig. 1). En
la fase de contribución, en la categoría de educación ambiental, se encontró un
número importante de trabajos, los cuales fueron descartados porque estaban
enfocados en temas como actividades de desarrollo de proyectos, de trabajo
en la comunidad, experiencias de educación primaria y secundaria, educación
formal y no formal, entre muchas otras. En la categoría de educación ambiental
a nivel superior se reportan muchos trabajos cuyo interés consiste en educar
para el desarrollo, presentan experiencias de gestión ambiental y de formación
en valores. Es importante anotar que estos artículos fueron descartados por
estar fuera del interés de este trabajo y porque muchos estaban repetidos en las
diferentes bases de datos.
En la fase de investigación se seleccionaron las dos categorías que podrían
contribuir de forma directa para la investigación. Por un lado, en la categoría
de educación ambiental a nivel superior, solo se consideraron aquellos trabajos
que estuvieran relacionados con la formación profesional, preferiblemente de
profesores. Mientras que, en la categoría de educación ambiental y complejidad,
en donde se encontraron pocos artículos, algunos de ellos mencionan la
palabra complejidad, pero sin desarrollo sobre la forma en que esta teoría se
puede poner en práctica en la enseñanza.
La tarea posterior fue examinar 160 artículos, de los cuales 143 fueron excluidos,
17 fueron evaluados para elegibilidad, 9 fueron excluidos con motivos
y 8 fueron incluidos para aportes teóricos al trabajo (tabla 2).
Tabla 1. Resultados de búsquedas bibliográficas
Figura 1. Mapa sistémico del estado del arte
Tabla 2. Artículos seleccionados de acuerdo con su pertinencia en la investigación
6 La educación ambiental desde la complejidad
Existen diversas posturas acerca de la educación
ambiental, desde sus fines, sus prácticas,
sus actores sociales, sus modelos de enseñanza
y su epistemología. La educación ambiental
es una herramienta que educa para la vida,
para una transformación cultural, a partir de
la formación de valores que pueden contribuir
en mejores formas de relacionarse socialmente
y con el entorno (Pedraza, 2003).
Es un proceso de formación para la toma
de conciencia de la realidad en contexto, que
debe ser integradora para comprender las
interrelaciones, debe ser participativa en la
toma decisiones y en la construcción de conocimientos
nuevos, y práctica para el manejo
de situaciones ambientales (Matos, 2017).
La educación ambiental no puede reducirse
a reconocer los problemas ambientales, es
necesario desarrollar competencias para el
análisis crítico que permita comprender las
relaciones de interdependencia del hombre
con su entorno, de la realidad biofísica, social,
política, económica y cultural, para generar en
la comunidad actitudes de valoración y respeto
por el ambiente (Torres, 2012).
Incursionar en aspectos epistemológicos
sobre la educación ambiental implica analizar
el concepto de ambiente, el cual ha sido
reducido a los aspectos netamente ecológicos,
sin considerar las dimensiones de lo cultural, lo
político, lo económico y lo social. El ambiente
debe ser tratado como un objeto de
reflexión, ya que es un saber sobre las formas
de apropiación del mundo y de la naturaleza
(Leff, 2006).
La educación ambiental está muy ligada a la concepción de ambiente de quien enseña; sin embargo, es necesario asumir el ambiente desde una visión compleja, ampliando el pensamiento ecologista y reduccionista que excluye el hombre y la cultura (Quintero, 2015; Toro, 2005). Al respecto, (Carrizosa, 2021) presenta un concepto de ambiente que, a su juicio, es el más acertado:
El ambiente no es la ecología, sino el campo de las relaciones entre la naturaleza y la cultura, de lo material y lo simbólico, de la complejidad del ser y del pensamiento; es un saber sobre las estrategias de apropiación del mundo y la naturaleza a través de las relaciones de poder que se han inscrito en las formas dominantes de conocimiento. (Leff, 2004, p. 3)
Las concepciones de ambiente se ven representadas en los modelos de
enseñanza identificados a partir de diferentes estudios, los cuales comprometen
las prácticas de enseñanza; se caracterizan por la manera como se concibe el
ambiente y por el tipo de actividades que se desarrollan. De donde se concluye
que para comprender el ambiente es necesaria la articulación de varias disciplinas;
varias ciencias para aprender del ambiente y comprenderlo (Torres, 2012).
Se requiere que el maestro deba contar con estrategias metodológicas de
enseñanza-aprendizaje por investigación, como las resaltadas por autores como
Cañal (2012), Porlán (1987), García (1993) y Gil (1983), cuyo objetivo es aprender
investigando, pues así se accede al conocimiento mediante la búsqueda de
explicaciones a problemas planteados.
Es necesaria la integración de saberes desde diferentes disciplinas que contribuya a comprender los sistemas complejos porque propone nuevos modelos teóricos y metodológicos; con sus propias epistemologías, se trata de modelos desde la transdisciplinariedad (Romero, 2003).
7 La complejidad ambiental
El termino complejidad proviene de la raíz latina complexus, participio pasado
de complector, que significa enlazar, trenzar o tejer. Su significado conduce a
considerar que se trata de un sinónimo relativo a la dificultad (Hasper, 2014,
citado en Calefell, 2017).
Definir qué es complejidad exige otra manera de racionalidad y de ciencia,
en tanto se requiere ampliar el conocimiento clásico que impide comprender
este tejido en conjunto, es decir, en su complejidad (Morín, 2001). Se trata de
desarrollar un tipo de pensamiento recursivo “capaz de establecer retroalimentaciones
(feedback loops)” (Neef, 2004). La complejidad ambiental invita a hacer
una revolución del pensamiento, un cambio de paradigmas, una deconstrucción
de lo tradicional; es la construcción de un nuevo saber y de prácticas educativas
(Leff, 2000), pues rompe la unilinealidad, la unilateralidad del pensamiento
científico, integrando elementos de la concepción sistémica y de la teoría de la
información que documenta la experiencia humana (Juárez, 2012).
La complejidad integra el conocimiento empírico, las creencias y las ciencias;
se asume la dificultad para evitar contradicciones lógicas en la construcción de
conocimientos a partir de una nueva lógica (Morín, 1994; citado en Calefell,
2017). “La complejidad es un nuevo entendimiento del conocimiento del mundo
y de la incorporación de los saberes, la toma de conciencia del ser” (Lune,
2020, p. 23). Así, la complejidad ambiental es un método de pensamiento nuevo
con el que se puede comprender la relación entre la naturaleza, la sociedad y
el hombre, a partir del análisis de sus cosmovisiones, a partir de un dialogo de
saberes y de conocimientos de varias disciplinas (Leff, 2007). El pensamiento
complejo cuenta con estrategias para generar una reforma en las estructuras y
93
Diseño de un modelo de educación ambiental basado en la complejidad
María Claudia Solarte-Echeverri, Orlando Zúñiga-Escobar, Carlos Augusto Osorio-Marulanda TED
en la cultura de los hombres, desde un cambio
de pensamiento que genere una crisis ambiental,
para la comprensión del ambiente como
sistema (Columbié, 2011).
El concepto de complejidad ambiental tiene muchas interpretaciones por los diferentes autores que lo abordan, por lo que es necesario, para esta investigación, presentar un modelo a partir de los principales fundamentos que sustentan el concepto.
8 Criterios para el diseño de un modelo sobre complejidad ambiental
Como se señaló antes, en este trabajo se busca
proponer un modelo de educación ambiental
desde el paradigma de la complejidad, para lo
cual se consideran tres principios: la complementariedad,
el principio de la incertidumbre
y la no linealidad. De estos se derivan otras
relaciones que se tejen, integran y forman el
conocimiento.
La complementariedad, considerada
como el primer principio, constituye un marco
integrador de diferentes perspectivas. Originalmente
establecido por Bohr en 1958, plantea
que ciertas propiedades no pueden observarse
al mismo tiempo, pero pueden complementarse.
Este principio demanda trabajar con
visiones complementarias que puedan explicar
la misma realidad (Strathern, 1999).
La diversidad de enfoques produce una
riqueza de conocimiento para integrar disciplinas,
métodos y saberes que permiten integrar
la percepción de la realidad, con ello se
supera la fragmentación y la especialización
para analizar la diversidad de lo real (Blanco,
2016). Tal propósito se puede ilustrar desde la
metáfora de los seis ciegos al describir un elefante,
donde cada ciego analiza lo que tiene
al frente de su visión particular. Por ejemplo,
uno de los ciegos considera que una oreja
es una hoja seca, otro percibe la cola como
una rama y un tercer ciego analiza la trompa
del elefante, afirmando que se trata de una
serpiente, lo que implica que ninguno de ellos
pueda entender la integralidad.
En la complementariedad se presenta la
interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad,
donde la interdisciplinariedad representa un
conjunto de disciplinas conexas entre sí, con
relaciones definidas, de modo que sus actividades
no se produzcan en forma aislada,
dispersa y fraccionada. Mientras que la transdisciplinariedad,
a partir de una manera nueva
y fecunda, aborda muchas disciplinas que
aportan sus principios, para formar puentes de
conexión desde el conocimiento de expertos
en un enfoque holístico (Reátegui, s. f.).
Dentro de la complementariedad es importante
mencionar las relaciones sistémicas
para dar respuesta a lo planteado por Morín:
“No existe un conjunto formal de relaciones,
existen totalidades que no son esencias, que no
son de una sola sustancia, son composiciones
producidas por los juegos sistémicos, y están
por lo tanto dotadas de una cierta autonomía”
(1990, p. 34) lo que implica que el pensamiento
sistémico ve las cosas en conjunto.
Dentro de la teoría sistémica se menciona
que un sistema está compuesto por las partes
que se integran para formar un todo, el cual
es más que la suma de las partes, dado que
hay cualidades que emergen o se inhiben al
unir las partes (Morín, 2010).
El segundo principio corresponde a la
incertidumbre, de acuerdo con Heisenberg y
Bohr, cuyos enunciados presentan el análisis
de sus teorías clásicas referidas a la materia
y antimateria, onda-partícula, materia y energía.
En ese orden de ideas, Boff (2011) aplica
la incertidumbre a la educación ambiental,
desde la comprensión de lo humano, cuerpo y espíritu: “no se trata de dos mundos paralelos sino de dos caras del mismo
mundo. Ciencias de la naturaleza —ciencias del espíritu— materia y espíritu,
cuerpo y alma, el espíritu pertenece a la naturaleza y la naturaleza presenta
espiritualidad” (p. 45).
Morín plantea que la complejidad humana presenta diferentes bucles que
no se pueden separar, porque “la vida (el ser) no es una sustancia, sino un fenómeno
de auto-eco organización extraordinariamente complejo que produce
la autonomía” (Boff, 2011, p. 33).
En el contexto de la educación ambiental, uno de los principales propósitos
es la formación en valores ciudadanos, principio asumido desde la perspectiva
de la formación de la persona, dado que los humanos son indefinibles, abiertos,
y por eso se encuentran en permanente devenir, de acuerdo con sus diversas
potencialidades (Blanco, 2016).
Y, el tercer principio, la no linealidad, que se corresponde con otra racionalidad
de ciencia, se aplica cuando un sistema se aleja del equilibrio generando
entropía, el caos, sus interacciones entre el orden y el desorden. Tal situación
genera una recursividad en el sistema, al elaborar productos, acciones y efectos
para lograr la generación y la regeneración (Morín, 2001).
Mediante la complejidad se presenta el fenómeno de la autoproducción y de
la autoorganización, a partir del desequilibrio que busca formas de organizarse
o de autoorganizarse (autopoiesis) (Boff, 2011; Maturana, 1976). La categoría
de organización constituye una de las herramientas vitales del pensamiento
complejo; el caos es generador de singularidades.
Finalmente, Carrizosa (2021) sostiene que uno de los retos que se debe
afrontar en las nuevas teorías se relaciona con medir la complejidad de un
objeto, a partir de la articulación entre algunos componentes e interrelaciones
de aspectos diferentes, los cuales puedan convertirse en nuevo conocimiento.
En la siguiente gráfica se presenta la representación del modelo de educación
ambiental desde la complejidad, a partir de sus tres principios, de los cuales se
derivan los diferentes componentes. Es importante aclarar que en el principio
de la complementariedad, las relaciones sistémicas pueden variar de acuerdo
con el propósito de lo que se quiere enseñar, por ejemplo, cultura-sociedad,
cultura-economía.
Estos componentes se pueden materializar en una propuesta de un curso,
cuyos contenidos y prácticas permitirían abordar una situación ambiental
particular.
Figura 2. Modelo de Educación Ambiental desde la complejidad
9 Conclusiones
La puesta en marcha de un modelo de educación
ambiental, basado en las premisas
anteriores, busca superar los enfoques reduccionistas
y entender el ambiente desde varias
dimensiones, y no solo desde la fundamentación
primaria del individuo.
La tradición de la enseñanza de la educación
ambiental ha estado orientada hacia
tareas concretas muy relacionadas con el
desarrollo de actividades como reciclar, ornamentar,
hacer siembras; pero es necesario
trascender hacia otros propósitos que puedan
contribuir con una mejor comprensión de la
realidad ambiental, en este caso, teniendo
como referente un modelo que integre la
complejidad, tal como se ha mostrado.
Integrar saberes, prácticas, conocimientos
científicos y tradicionales, pensar situaciones
ambientales desde el trabajo colectivo de
diferentes disciplinas, es un ejercicio que se
debe poner en práctica, a partir de un eje
que articule dichas acciones. El eje sería un
problema ambiental del contexto o el estudio
de una situación ambiental de la que se puede
aprender. Y el abordaje de ese eje, el enfoque
de la complejidad, desde los tres principios
propuestos: la complementariedad, incertidumbre
y la no-linealidad.
La propuesta del modelo de educación
ambiental desde la complejidad presenta
limitaciones, pues se requiere otra metodología
de enseñanza que involucre otros actores
sociales que participen de la construcción del
conocimiento. El maestro debe tener en cuenta el conocimiento de especialistas de los temas a tratar, a partir del diálogo de
saberes, de trabajo colaborativo con otros colegas de diferentes disciplinas, para
contribuir a comprender la realidad ambiental.
El modelo de educación ambiental desde la complejidad requiere materializarse a partir del diseño de un curso, donde el eje articulador sea el tratamiento de una situación ambiental que permita poner en práctica todos los componentes propuestos, para que posteriormente sea evaluado y ajustado. Lo anterior, como parte del desarrollo de una tesis de doctorado en el campo de las ciencias ambientales en la Universidad del Valle.
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