Pensamiento palabra y obra
2011-804X
Facultad de Bellas Artes Universidad Pedagógica Nacional
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Efímera en traje de conocimiento Homenaje póstumo a la profesora, artista y amiga Ana Edith Sáenz (1963-2021).

Un traje blanco del cual se desprenden numerosas correas con broches que se ajustan a diferentes alturas y maneras, ata y sujeta el cuerpo desde los laterales del torso, brazos y piernas. Dos trompetas o cornetas acústicas de fibra de vidrio, ensambladas a una diadema, surgen como objeto escultórico que se ancla a la cabeza a manera de prolongación del pabellón auricular de cada oreja, para agudizar la audición y puntualizar la escucha. Unas gafas telescópicas se regulan gradualmente e incluyen un gancho con diferentes filtros que distorsionan, acercan, alejan, reducen o amplían lo observado. Una mascarilla aísla la voz e inhabilita el sentido del olfato y unas bolsas de arena, de 1 kilo de peso cada una, se pueden amarrar a la espalda o guardar en los bolsillos del traje, reforzando una sensación de pesadez. Estos artefactos, que anulan y neutralizan el cuerpo, conforman la indumentaria de la obra La máquina de conocimiento de Ana Edith Sáenz. Esta, como otras intervenciones, hacen parte de la investigación-creación El aula efímera: el lugar donde suceden las cosas, su último proyecto.

Tras la pregunta que motiva la investigación: ¿cómo se aprende en las aulas de clase en los colegios y universidades? Aparece el traje exacerbando las formas de control que ejerce la institución escolar para modelar la conducta. El cuerpo inmóvil, silente, aséptico, higienizado, reprimido, sofocado, apesadumbrado, uniformado, solo puede asimilar aquello a lo que se le es conducido: observar, escuchar y callar. Una dinámica que demuestra que no solo es el cuerpo el que está amordazado, sino el sujeto en todas sus dimensiones. De una manera muy foucaultiana, la autora controvierte las condiciones de sujeción y disciplinamiento que producen individuos dóciles. La mirada crítica hacia su propio contexto cuestiona el dualismo mente-cuerpo mediante el cual el pensamiento occidental, desde sus orígenes, ha anulado el cuerpo en los procesos de conocimiento, lo que tiene implícito el aniquilamiento de la imaginación. La máquina del conocimiento es una afronta para que reflexionemos sobre la continuidad histórica de los parámetros y paradigmas de la escuela-cárcel. ¿Cuál es el lugar del goce y de la felicidad en la escuela? Esta alegoría de la condena incita, como una carta abierta, a que los hombres dejen de mirar las sombras dentro de la caverna y, al desenmordazarse, salgan a buscar su propio camino en la tierra.

Se realizaron ocho trajes idénticos, cada elemento fue empacado en bolsitas con notas e instrucciones de uso cuidadosamente organizadas en cajas de cartón, las cuales Ana Edith envió a las casas de estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional durante la cuarentena estricta por la covid-19 en el 2020. En ellas, invitaba a vivir con la performance experiencias para indagar las formas, las maneras y las prácticas que se utilizan en las aulas para conocer y aprender.

Ella vivió su propia performance, entrando a desempeñar el rol del estudiante en el aula. Era incapaz de rendirse y ser sometida. Acudió a toda clase de experimentos corporales hasta que, desde su subjetividad y vivencias particulares, logró vencer la dureza del traje y crear un cuerpo paseante, que entraba en contraste con el paisaje, engendrando enigmáticas paradojas visuales. Como una niña, secundada por sus efímeros cómplices, consiguió derrotar su propio peso, la duda momentánea, la incertidumbre perecedera. Su cuerpo levita suspendido de la rama de un árbol en posición horizontal y, como una nube evanescente, recupera su organicidad para fundirse con el paraje verde. Estas búsquedas en los espacios abiertos, en la materia viva, no expresan otra cosa que su incomparable alegría, su deseo de emancipación y dignidad.

Su gran sensibilidad, capacidad imaginativa, ideas y conversaciones serán recordadas con gran valor, pero sobre todo su personalidad libre, valiente y espontánea, como la que se encuentra en el niño del cuento El traje nuevo del emperador de Hans Christian Andersen, una voz que surge de la multitud con inocencia y verdad. Su sentido humano y dialógico entramó una conexión profunda con quienes la rodearon. Sus valiosos aportes al campo de la educación artística visual abren posibilidades para poner en práctica en cualquier tiempo y contexto, ya que reconfiguran los lugares asignados al cuerpo, las funciones y las competencias sociales, la organización jerarquizada, el aprendizaje útil y las relaciones productivas; confrontando y contrarrestando, por medio de la acción, la realidad mecanicista y adiestradora.

ANDRÉS CAMILO BUENO MORA

CAROLINA ROJAS VALENCIA.