COSMOVISIÓN ARTíSTICA DEL LIDERAZGO TRANSFORMACIONAL EN PRO DEL DESARROLLO COMUNITARIO
Artistic cosmovision of transformational leadership for community development
Cosmo-visão artística da liderança transformacional a favor do desenvolvimento comunitário
Adriana del Pilar Garcés Bedoya*
Mirar la realidad con un ojo honesto, pero cualquier clase de realidad, no solo
la social sino también la espiritual y la metafísica, cualquier cosa que el hombre
tenga adentro.
Federico Fellini.
Director de cine italiano.
* Actriz de la Academia de Actuación Charles Chaplin, Cali, Colombia. Licenciada en Educación Artística de la Universidad Católica Lumen Gentium, Cali y Técnica en Gestión empresarial del Instituto Técnico Nacional de Comercio Simón Rodríguez, Cali. Los últimos años se ha desempeñado como Coordinadora de proyectos socioculturales y artísticos. Misionera voluntaria internacional, con el apoyo de diferentes organizaciones. Manifiesta una alta sensibilidad por los procesos sociales de su entorno y le interesa desarrollar estrategias prácticas, que aporten al fortalecimiento del tejido social, impactando desde lo humano y siendo respuesta a los actuales conflictos.
Adrianagarcesb@gmail.com
Artículo recibido el 7 de octubre de 2015 y aceptado en noviembre 2 de 2015.
Resumen
De acuerdo con las hegemonías culturales, los procesos de la globalización han terminado por corroer nuestras costumbres, de tal forma que se siente el desequilibrio en nuestro sistema social y como individuos y colectivo estamos fragmentados; es de reconocer, entonces, que no podremos nunca comprender este mundo, pues aunque lo hemos estudiado, por las razones ya expuestas nos terminamos separando del propósito, es decir, Yo estoy aquí, pero afuera hay humanidad y naturaleza. ¿Cuál es mi actitud frente a eso? Como persona creativa partícipe de los procesos artísticos y sociales de mi entorno, siento que tengo un compromiso con el mundo y la humanidad y desde este postulado baso mi reflexión.
Palabras clave: Liderazgo transformacional, Desarrollo comunitario, Artes, Educación, Cosmovisión.
Abstract
Following cultural hegemonies which states that the processes of globalization have come to corrode our customs, so that it is clear the disequilibrium of our social system and as individuals and collectively we are fragmented, therefore it is to recognize that we will never understand this world, for though we have studied it, for the reasons already stated we ended up separating us from the purpose, that is to say I'm here, but outside there is humanity and nature. Which is my attitude to that? As a creative person, part of the social and artistic processes around me I feel that I have a commitment to the world and humanity, and from this posture, I base my reflection.
Keywords: Transformational leadership, Community development, Arts, Education, Cosmovision.
Resumo
Conforme ás hegemonias culturais, os procesos da gobalização tem acabado por corroer as nossas costumes, de modo que se percebe o desequilíbrio no nosso sistema social e como indivíduos e como grupo estamos fragmentados; cabe então reconhecer que nunca poderemos compreender este mundo, pois mesmo estudando-o, pelas razões já expostas acabamos apartando-nos do propósito, ou seja, Eu estou aquí mas lá fora tem humanidade e natureza. Qual é a minha atitude em relação a aquilo? Como pessoa creativa, participando nos processos artísticos e sociais ao meu redor. Eu sinto que tenho um compromisso com o mundo e com a humanidade e a partir deste postulado baseio a minha reflexão.
Palavras chave: Liderança transformacional, Desenvolvimento comunitário, Artes, Educação, Cosmovisão.
Introducción
El campo cultural y artístico constituye una de las fichas más decisivas a la hora de potencializar una persona o nación, ya que tiene la posibilidad de convencer y confrontar, generando espacios reflexivos en las personas, a veces sin el mayor uso de palabras. Por eso son considerados como una herramienta fundamental para el desarrollo de los diferentes procesos de transformación social, en términos colectivos, y afirmación de la identidad en términos de lo individual, entre otros.
También es sabido que la falta de espacios culturales ha afectado y afectan las posibilidades no solo formativas sino también de inclusión y participación, así como de ocupación del tiempo libre, enfatizando la importancia de estos en el desarrollo humanístico de nuestros jóvenes en la actualidad, ya que ayudan a los procesos de sensibilización que complementan su formación integral, y así apoyar la diversidad, es decir, sus gustos, necesidades, posturas y personalidades. Generar en los chicos no solo interés, también apropiación de los procesos, permitirá una influencia no solo dentro de los espacios respectivos sino fuera de éstos, transformándolos en líderes y agentes culturales (activos o pasivos) mientras se incrementa el desarrollo cognitivo.
Una mirada a las comunidades actuales
El sociólogo polaco Zygmunt Bauman (2003) define nuestra actualidad como la modernidad líquida —que reflexiona, entre otros aspectos, sobre la debilidad de los nexos sociales y emocionales, la incertidumbre sobre el futuro y los cambios que ha traído la globalización al poder del Estado-nación—, la globalización ha creado realmente la interdependencia mundial, una realidad en la que las instituciones políticas heredadas y conservadas del Estado-nación no son funcionales.
El hecho de que una comunidad manifieste unas necesidades específicas que afectan el ecosistema de los individuos al punto de expresiones violentas, desmembramientos, pobreza extrema, altos índices de analfabetismo-no solo el hecho de no saber leer y escribir, sino ese que no permite ni la relación sensitiva, ni la comunicación asertiva con el vecino- son una clara manifestación de la pérdida de la integridad de las instituciones gubernamentales, el desinterés y la desunión del ser humano y en política, fomentan la vulneración de derechos y promueven la baja calidad de vida porque directamente roban valor al individuo.
En la actualidad, existe una intensa búsqueda por re-significar y resaltar las líneas que tienen poder de influencia en los diferentes espacios y procesos que inciden de forma directa o indirecta en la formación de las personas, admitiéndolas como elemento clave de desarrollo ya que garantizan un aprendizaje constructivo, significativo y eficaz.
Es el caso del liderazgo transformacional (Bass, 1990), al que se le atribuye un potente ejercicio de mejoramiento dado su alto contenido de reflexión y toma de conciencia frente a cualquier contexto. A pesar de que sus orígenes y antecedentes están dentro de la perspectiva organizacional, su propósito se puede condicionar a la mirada social que en últimas es el interés principal de esta reflexión.
El arte como instrumento para el desarrollo comunitario da sustento suficiente para abordar este tipo de teorías de origen organizacional y hacer uso de sus objetivos y principios para contribuir a una propuesta, que ayude a superar las diferentes situaciones y problemáticas que las comunidades en situación de vulnerabilidad afrontan. El arte desarrolla en sus habitantes el carácter de líder propositivo y participativo que con sus acciones pueda hacer frente a los principales problemas, siendo consciente de que, aunque los recursos no siempre son suficientes, con creatividad y recursividad se pueden emprender acciones que contribuyan, en el marco de un programa de desarrollo integral, a mejorar la calidad de vida de los pobladores de una comunidad.
El hombre vive lo que cree, por lo que es de vital importancia confrontar nuestra sociedad, sus conflictos y necesidades con el arte y los procesos culturales, tomados con respeto, responsabilidad, honestidad, tolerancia y comprensión; ya que, finalmente, la idea es ser propositivos, dar respuesta a todos los males del hombre y crear, no esconderse, ni silenciarse.
Por tanto, es válido cuestionarse: ¿Cuál es la necesidad de comunicación? ¿Cómo pasar de ser hombres en conflicto a hombres que transforman el mundo? ¿Cómo nuestros actos creativos se vuelven parte activa de la sociedad? ¿Cómo ir de la particularidad a la universalidad?, como lo hacía, por ejemplo, Shakespeare.
La cosmovisión (Wilhelm, 1914) o la manera de ver el mundo y expresarse al respecto puede llevar un acto o movimiento a una ideología, en esta línea, el modelo de liderazgo transformacional es reconocido como un proceso que permite captar las ideas y deseos de las personas, favoreciendo sus capacidades y habilidades para el logro de las metas tanto colectivas como individuales.
Liderazgo transformacional a través del arte
El constante movimiento del arte, la cultura, los cambios de la humanidad y sus necesidades vitales, requieren que se les observe más de cerca si se quiere no solamente estar informado sino incluido. En el presente, donde las tecnologías de la información y la comunicación hacen pensar que se puede estar en cualquier lugar a distancia interactuando con el mundo sin moverse del sofá, todavía existen aquellos que consideran que es necesario llegar con el cuerpo a todos los rincones. Llegar hace referencia al ir, al no quedarse estático sino movilizarse, dinamizarse con los hechos, ir hacia el encuentro de aquello con lo que se sueña, lo que se necesita superar.
El arte tiene facultades como facilitador para la transformación social, considerando sus bondades en el desarrollo de habilidades en la comunicación y el estímulo creativo, con mayor énfasis en esta última, en torno a la cual se proyecta un hombre capaz de transformar desde la innovación de sí mismo. Se aduce aquí, que la primera gran obra de arte del hombre debe ser él mismo, esto en dirección a la construcción de una comunidad ideal. En una ecuación simple lo expresa Max-Neef (1986) "La transformación de una comunidad es directamente proporcional a la transformación que sean capaces de lograr los individuos que la habitan", entonces no solo basta con que exista un proceso individual sino que se haga extensivo de tal forma que el arte se convierta en herramienta, método y solución. Herramienta para el individuo cuando en su introspección, a través de su lenguaje expresivo, sea capaz de conectarse con su realidad y empoderarse de sus procesos de transformación, y método cuando se diseñen espacios en torno al mismo para inspirar a otros a vivir ese encuentro consigo mismos; a través de prácticas artísticas y respuestas, dada su naturaleza de reciprocidad, puesto que el arte es una respuesta sensible a algo tangible o intangible, pero que surge como producto del interactuar del hombre con su entorno y con sus propias emociones.
El filósofo Jacques Maritain (1966) propone la idea del hombre integral, tiene que ver con el autoconocimiento y la apropiación de cada una de las áreas que le conforman. De la manera como yo me visualizo, así mismo tengo la capacidad o autoridad moral para generar un impacto en mi entorno, la pregunta es: ¿De qué manera me visualizo cuando mis condiciones tienden a decir cosas negativas? O, la costumbre me impide reconocer, es decir, que ha habido una desvirtuación de mi persona, mi derecho y, por ende, de mi entorno. Esta condición de desvirtuación no permite, o más bien dificulta, la relación tanto con el hombre como con el mundo, esto es, el contexto en general, y si esa relación está quebrada no hay posibilidades para configurar una realidad coherente del contexto, así se sienta la necesidad, se bloquea el fluir de la idea de construcción y transformación así como otras: la justicia, la igualdad y la posibilidad de bienestar. Se cae, así, en un estado de vacío.
El hombre integral que Maritain propone, invita al individuo a abrirse paso a la iluminación a partir del mismo dolor generado por las condiciones de su contexto. Una vez dada esta conciencia, el hombre puede abrazarse a sí mismo en amor y ese amor sobrepasar el dolor y del dolor surgir el espíritu heroico que conducirá a la reinvención del sí mismo proyectando un accionar de libertad en su entorno.
Es así como surge del arte una visualización, a manera de oportunidad, en la formación y fundamentación de principios de liderazgo transformacional como aporte a la fundamentación de este individuo, la resolución de los conflictos y al desarrollo social que una determinada comunidad enfrenta. No sólo propone otra manera de entenderse a sí mismos y su relación con el otro y el contexto, sino que también se plantea como la forma de emprendimiento personal que va a mejorar su calidad de vida.
No se parte de la visión de intervención asistencialista que inhibe o limita la participación del afectado en la creación de estrategias que solucionen su problemática. Si bien es cierto que hay unos estamentos y organizaciones cuya responsabilidad debería ser proveer los recursos necesarios para que se dé el cambio que la población espera o necesita, hay que reconocer también que ciertamente algunas de ellas han tenido sus intentos y aportes de intervención para hacer notar su sentido de responsabilidad. Este artículo no pretende juzgar el accionar de dichos entes o su personal de trabajo, ni enjuiciar la efectividad de los mismos, pero aun así las preguntas están en el aire, las necesidades son tangibles y reales; definitivamente, se siente que hay que ir a buscar de mil maneras posibles, hay que crear las soluciones.
Y es el arte justamente quien persigue esto, que el individuo se rompa y desde una reflexión profunda experimente, se emocione, viva en armonía aun sabiendo que cada uno tiene su manera, su método, hasta su forma de llegar a un pensamiento sensible, crítico, participativo que lo involucre de manera creativa en la consecución de esas respuestas y esas soluciones que tanto esperan.
Dialogicidad - diálogo y acción- reflexión, de Freire
Otro aspecto fundamental del proceso es el de la relación que tienen las personas con sus contextos y cómo el arte juega un papel más allá de la sensibilización. Nos remitiremos a Freire (1970) y su postura de la relación entre DIALOGICIDAD - DIÁLOGO y ACCIÓN - REFLEXIÓN, donde ambas aligaciones hacen parte del proceso de "la palabra" hecha transformación social.
Freire analiza "la palabra" como el conducto y fundamento de la praxis para la posterior acción - reflexión que asumida primeramente por el sujeto tiene un efecto concientizador y luego impacta sobre el contexto del mismo, produciendo una acción transformadora.
Él motiva "la palabra" en el sujeto para profundizar en su humanidad y su rol existencial, considera que el hombre no puede callar ante tal o cual circunstancia que le rodea, ya que de ser así él mismo no podría desarrollarse y afirmarse, entonces su rol en el contexto sería más bien nulo y una persona que no puede reflexionar y ser propositiva para el mejoramiento de su entorno, niega su existencia, su capacidad, su potencial y su presencia en el mundo. Es necesario un despertar estimulado por el compromiso de "la palabra", es necesario que el sujeto se pronuncie sobre las problemáticas de su entorno para poder transformarlo.
Es aquí cuando los pilares del arte: la sensibilización, la reflexión, la comunicación y la expresión abren al sujeto hacia sí mismo, confrontándolo con la necesidad de pronunciamiento y dando pie a otro elemento vital en el proceso, el diálogo; que en este caso nos refiere al encuentro entre los hombres, la importancia de la disertación y el compartir de las perspectivas del individuo y del entorno mismo.
El diálogo hace parte de la problematización que llevada a la correcta expresión permite exponer propuestas las cuales finalmente aportan a la relación y acercan más a la posibilidad de solución colectiva.
Además, Freire cataloga el pronunciamiento como derecho, lo considera vital en la afirmación del individuo como parte de su amor propio, el Yo conocerme implica no solamente una apropiación de lo espiritual, lo psicológico y lo moral; sino también el desarrollo de mi ser político que se concreta a través de la palabra y el diálogo.
En ese sentido, en muchos de los casos para las comunidades en situación de vulnerabilidad el común denominador es el no se puede, no hay cómo, no hay con quien. El liderazgo transformacional interviene inquietando sobre la necesidad de aprender nuevos caminos, nuevas formas y métodos, llamando a la autogestión como posibilidad de respuesta al cambio, apropiándose y "haciéndose presente" en su espacio para adelantar acciones pacíficas y productivas en contra de la ineficacia, la corrupción, las limitantes; no solo de las organizaciones, estamentos o instituciones o algún sector en específico, sino de ellos mismos.
El arte tiene la posibilidad de hablar a las personas sin el mayor uso de palabras, abrir la habitación del espíritu y mente del individuo, romper esquemas y paradigmas nocivos y fundamentar nuevas perspectivas.
En armonía con lo anterior y contextualizándolo a la realidad social actual, la responsabilidad en un entorno determinado no solo se basa en su conveniencia, especialmente de aquellos que sobreviven en medio de la marginación por factores como, la violencia, la pobreza, la vulneración de sus derechos o necesidades específicas. Los propósitos del liderazgo transformacional se deben, entonces, orientar a proveer a las comunidades oportunidades significativas que enriquezcan y fortalezcan a todo el conjunto de actores involucrados y es aquí cuando la figura de un líder transformacional adquiere real importancia, en palabras de Calderón (2002) "Tiene que crear la arquitectura social donde el personal ya no es el principal desafío del cambio, sino el beneficiario e impulsador del cambio".
Al hablar de intervención y proyectos comunitarios para el mejoramiento de la calidad de vida de determinada población, se antepone el sentido de misericordia y se le suman nuestras potencialidades para estructurar una reforma que cambie las condiciones. En ocasiones estos proyectos son propicios y sus resultados efectivos, pero puede darse el caso de que, en el afán de construir para el bien, terminemos apasionándonos por una visión propia, que bien podría atentar y terminar vulnerando a la comunidad que se quiere ayudar.
Freire llama a esto una invasión cultural, donde el pueblo es tratado de manera bancaria, pues se le depositan principios y filosofías dictadoras propuestas por opresores, lo cual desarrolla un pensar dual, ya que no tendrán la libertad de expresión que les permite ser.
La propuesta es que no queremos imponer maneras propias de ver el mundo, sino dialogar sobre la visión del contexto, la necesidad del individuo y dar paso a sentirse propositivo; generar un accionar conjunto, pertinente y transformador. En ningún momento se quiere alienar, sino todo lo contrario, disponer oportunidades que fomenten una conciencia liberada y aporten valores transformadores en la comunidad.
Las situaciones límites implican la presencia de aquellos que la viven de manera directa y de aquellos que insisten en negarla.
El arte que empodera transformación
Las poblaciones que viven en constante vulneración de sus derechos y que afrontan necesidades graves desde los cuidados básicos, exigen una propuesta con énfasis en una investigación de la temática significativa, lo cual requiere una participación que va desde lo más general a lo particular con la idea de que el objetivo principal propuesto debe ser alcanzado. Tiene como tarea vital superar la situación límite y por ende dar como resultado una totalidad, la cual será conocida como desarrollo.
Investigar el tema generador es investigar el pensamiento de los hombres referidos a la realidad, investigar sobre su realidad que es la praxis, por eso la importancia de que los procesos se hagan de manera conjunta y dialógica, para tener aportes más profundos y por ende resultados más significativos.
Estas intervenciones tienen una intención de formación para el rompimiento de la alienación generada por el sometimiento de la necesidad, tanto la visible como la que va por dentro. No queremos "asistir" a la población como una misión salvadora, ya que estas suelen tornarse temporales y asistencialistas incurriendo en el atropello cultural, sin preparar a los beneficiarios para reinventarse y tomar las riendas de su contexto desde una postura crítica y propositiva para dar paso a procesos de transformación.
Es importante que las personas tengan una conciencia de su realidad para poder enfrentar tomas de decisiones. Las personas tienen dos momentos que se diferencian, cuando se está en medio del caos y cuando reflexiona sobre el caos, lo cual se diría es el momento de la iluminación, donde se concluye que algo tiene que cambiar y que depende 100% de la persona, activando la necesidad de autogestión.
Las experiencias a usarse como estrategias de formación en los procesos parten no solo de una estructura metodológica, sino también de lo personal e individual, coincidiendo en que la única manera de dar vida a una árida comunidad es estando vivos y abriendo las puertas de esa vida para los otros. Esta circunstancia expone y es ahí donde intervienen los métodos y estructuras pedagógicas, las artes y el liderazgo transformacional para fortalecer y complementar el proceso.
La educación, el arte, la cultura y el desarrollo no pueden seguirse considerando solo como un aspecto más de una comunidad determinada, cuando en sus definiciones representan el conjunto de creencias, de saberes y prácticas que conforman y afirman a una sociedad. Eso significa que su presencia asegura la permanencia de todos en el espacio y en el tiempo, hay que ser más que solo conocedores de ciertos aspectos de estos cuatro conceptos: la educación, el arte, la cultura y el desarrollo; hay que ser más investigadores, promotores, innovadores de las mismas para comprender cómo impactan positivamente los procesos de transformación de las comunidades desde sus individualidades a través del liderazgo. En este punto es oportuno cuestionarse cómo al desvanecerse el conocimiento cultural del contexto o entorno propio, hay una cierta tendencia o probabilidad a que desaparezca el sujeto o individuo como tal, porque en cierto modo hay un desconocimiento de sí mismo. Esa podría ser una parte de la actual problemática con las comunidades, en particular con los jóvenes, sobre todo los que provienen de contextos violentos y vulnerables; ellos se desconocen a sí mismos y por tal razón su carácter y personalidad es manipulable e influenciable bajo las ambiciones de otras personas o circunstancias que desfavorecen su progreso y probabilidad de romper el círculo vicioso de su problemática.
Esta interpretación crítica y el quehacer educativo sumado a estrategias provenientes de herramientas como el arte, pueden generar aprendizaje constructivo para los procesos de transformación. Diseñar una propuesta de educación no formal para motivar el fortalecimiento de acciones contundentes proyectadas desde una mirada crítica hacia el contexto para generar una mejorada participación ciudadana, la cual se oriente a la transformación de las comunidades afectadas por diferentes problemáticas y lleve, en consecuencia, al desarrollo de la misma.
Como lo propone Paulo Freire en la Pedagogía del oprimido (1970), la pedagogía de la libertad implica un aprendizaje tanto para el participante como para el docente u orientador, ya que para ambos sobreviene una educación para la libertad, una ruptura con la mentalidad de colonización, con una pedagogía para la dominación.
Conociendo el sistema institucional y sus implicaciones en las poblaciones vulnerables y minoritarias, se reconoce la necesidad de que ellos mismos (la comunidad) sean los encargados de organizarse y reorientar sus propósitos de vida con el objetivo de mejorar su convivencia. Para ello, se requiere que los componentes propuestos por la pedagogía social, es decir, la educación y su capacidad de generar reflexión frente a la sociedad y las problemáticas sociales estimulen el compromiso, creatividad y responsabilidad requeridos para impulsar actos de cambio.
En definitiva, los procesos artísticos y culturales, dentro y fuera del aula, tienen un valor ineludible y un potencial bien requerido para estos tiempos, los cuales serán efectivos y productivos en la medida en que el propósito sea transformar y concientizar desde el individuo hasta el colectivo partícipes del proceso. Ya que como hemos dicho, toda construcción y transformación comienza con uno y debe impactar el conjunto, para romper paradigmas y alienaciones.
El caso de los juegos teatrales
El juego es una realidad cambiante y sobre todo impulsora del
desarrollo mental.
Soviet Psychology
El teatro es una potente herramienta que va mostrando la realidad de tal manera que genera una conciencia de aquellos aspectos cotidianos, positivos o negativos, pero que se transforma en un objetivo consciente, movilizando los procesos de transformación a los cuales queremos apuntar. Identidad y transformación social, tanto individual como colectiva. El teatro estimula el pensamiento crítico y la reflexión de las diferentes situaciones dadas por el contexto y otros, lo cual procura, paralelamente, motivar la propuesta de acciones resolutivas; apropiarse de la identidad cultural; generar integración y, por ende, instar a la resolución de conflictos y un llamado a la justicia social, la paz y la sana convivencia.
En este contexto, el juego es visto como una herramienta de apoyo para los procesos de desarrollo creativo, imaginativo y cognoscitivo. Una herramienta que a pesar de haber sido desplazada por los planteamientos de la pedagogía moderna, ha empezado a cobrar vital importancia, dado su poder de romper con la monotonía y las aflicciones de los actuales conflictos que nos acechan.
Las dinámicas del juego aportan a la fundamentación de principios y valores de vida que forman el carácter, la personalidad y definen estéticas en los participantes; todo a base de estimular la creatividad y la fantasía, ya que es uno de sus implícitos en el metalenguaje de las realidades humanas.
El juego está presente en todas las actividades del hombre y la cotidianidad, pero no se siente, ya que ha sido desplazado por la seriedad y el aburrimiento. La idea es repensar el juego y encontrarle posibilidades creativas sin importar el espacio o actividad, pues se convierte, en últimas, en un elemento que ayuda a la constitución del hombre como ser humano, empezando con los rasgos psicológicos y espirituales a los que de pronto se ve confrontado con algo que parece sencillo.
Las dinámicas teatrales donde por dentro soy yo, y por fuera la representación del personaje, confronta el hasta dónde ese carácter representado es parte de mí en verdad.
Por tanto, el trabajo escénico de alguna manera representa una alteridad, en donde la voluntad del actor lo transforma de manera virtuosísima en un símbolo, que lo transporta al límite físico del ser humano y lo transforma en épico o mítico, sin importar el personaje que represente.
Estas actividades didácticas o lúdicas fortalecen y enriquecen la improvisación de manera creativa y colectiva, permitiendo la libertad, la verdad, el desinhibirse. Ejercicios donde a través de un juego, una máscara, un personaje o una escena montada, el individuo cuenta, convence y confronta, y eso es lo misterioso y mágico del teatro. Como si a veces los seres humanos no quisiéramos ser quienes somos o poner a prueba el si nadie pudiera reconocerme qué haría. Eso es un juego chévere e interesante con sus rasgos psicológicos y espirituales bien fuertes, que para una persona son un desafío fascinante, sin contar con las innumerables posibilidades que desarrolla.
Conclusión
Para cerrar esta reflexión, concluyo que para ver el poder transformador de las artes en la comunidad apuntando hacia el desarrollo, es menester plantearse estrategias creativas y funcionales que potencien al individuo como principal actor de su transformación y posteriormente empoderar actos de cambios para su entorno.
También, se debe considerar que esta no es una construcción que se haga sola, es vital invitar la participación de la Pedagogía social y su enfoque en la renovación de la condición del individuo, a través de la reflexión de su realidad y haciéndolo propositivo frente a la misma. El Desarrollo comunitario, donde el individuo es el protagonista de su propio aprendizaje para responder a los conflictos de su entorno. Por supuesto, las artes como canal para que el individuo desarrolle la habilidad de expresión y comunicación de su visión del mundo, especialmente del contexto en el que se encuentra y el Liderazgo transformacional donde la visión del individuo y su proyecto de vida convergen y empoderan acciones para el cambio.
Referencias bibliográficas
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Freire, P. (1970). La pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI Editores.
Gramsci, A. (1979). Antonio Gramsci y la educación como hegemonía. México: Nueva Imagen.
Maritain, J. (1966) Humanismo Integral. Buenos Aires: Carlos Lohlé.
Martín-Barbero, J. (1987). De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y hegemonía, Barcelona: Ediciones Gili S.A.
Max-Neef, M. (1986) Desarrollo a Escala Humana. Conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones. Montevideo, Uruguay: Editorial Norden Comunidad.
Ospina, W. (1992). Colombia: El proyecto nacional y la franja amarilla. Bogotá: Editorial Norma.