La paz, una apuesta necesaria y permanente
Este número cierra su edición dando cuenta de un espacio de encuentro creado por la revista, denominado “Tómese un café con Pensamiento, Palabra y Obra”, con el fin de conversar acerca de temáticasque consideramos de relevancia para la comunidad que nos acompaña en esta apuesta escritural. Este espacio, creado con la calidez propia de una tertulia, nos lleva a un estado de embelesamiento y regocijo, que nos conduce al sosiego y la calma que nos transmiten el arte y la paz, dos palabras que mantienen una relación simbiótica, lo cual vuelve absurda cualquier pretensión de separarlas.
Muy lejos de continuar con las creencias utilitaristas que ubican las artes como remedio para... es oportuno rescatarlas, en su cualidad autotélica, dándoles el lugar que les corresponde. Y es por eso que desde nuestros espacios académicos nos empeñamos en conservar y destacar de muchas maneras visibles y no visibles todos los elementos que conforman el acto pedagógico y artístico, como supervivencia en entornos beligerantes y nocivos que van en contradicción de una paz concordante con una institución formadora de formadores, que la requiere para lograr su permanencia.
En sintonía con nuestras pretensiones de formación, contamos con un grupo de calidad humana, que se la piensa, la crea y recrea para construir los derroteros que guían nuestros pasos hacia “la universidad que queremos”, dotándonos de una carta de navegación (Plan de Desarrollo Institucional 2014-2019: Una universidad comprometida con la formación de maestros para una Colombia en paz ), liderada por el señor rector Adolfo León Atehortúa y su gobierno universitario, quienes decididamente trabajaron para hacerlo posible, asumiendo la Universidad como oleaje complejo, con una clara responsabilidad política y social.
Entre las múltiples enseñanzas que encontramos en esta carta de navegación, destaco un compromiso de construcción de paz con justicia y democracia, compuesto por dos vertientes: 1) conflictos, derechos humanos y pedagogía de la memoria; 2) escuelas para la paz, la convivencia y la memoria, las cuales a su vez desarrollan diversidad de estrategias en las que el
Reconocer lo que sucede dialécticamente y abordarlo pedagógicamente como un acto éticopolítico, es cimentar el derecho a la educación en cuanto escenario de justicia social que se orienta por la afirmación de la paz como horizonte de sentido y la construcción de una ciudadanía anamnética institucional y de alcance nacional. (Universidad Pedagógica Nacional, 2014, p. 89).
Con todas estas motivaciones, la Facultad de Bellas Artes decide asumir el timonel de un proyecto denominado "Arte y formación para la paz", como alumbramiento de un diálogo que se gestó entre sus tres licenciaturas, en el que sus propósitos redundan en la visibilización de la pedagogía del arte como centro "a modo de mediación crucial para el desarrollo integral y holístico de la persona, fomentando la vida y fundándola como escenario para el cuidado de sí, del Otro, de lo cercano"; dándonos "la opción de mirar al otro, de mirarnos, de reflexionar sobre esa mirada y de transformar las percepciones que teníamos antes, para volver a mirar desde otro ángulo, desde otra perspectiva" (Acosta, 2017).
Ahora bien, es mi sentir y anhelo que una vez retomemos nuestra ruta, podamos continuar navegando por las aguas cristalinas que nos han sostenido durante tantos años y tomar distancia de las miradas ajenas que las contaminan al enjuiciarnos, sin conocer la esencia de nuestra condición natural: ser maestros.