La luz de la inteligencia en el maestro Arnulfo Briceño Contreras

Autores/as

  • Enerith Núñez Pardo Universidad Pedagógica Nacional

DOI:

https://doi.org/10.17227/ppo.num21-9461

Palabras clave:

Arnulfo Briceño, compositor, arreglista, coros música colombiana

Resumen

El maestro Arnulfo Briceño Contreras nació en Cúcuta, Norte de Santander, el 26 de junio de 1938 y falleció el 11 de junio de 1989. Destacado y versátil compositor colombiano, solista vocal, arreglista y director de coros, fue pedagogo musical de la Universidad Pedagógica Nacional y abogado de la Universidad Libre. Desde muy temprana edad el maestro dio a conocer su talento formando parte de la agrupación Los pequeños vallenatos al lado de Alfredo Gutiérrez, llamado “el niño prodigio del acordeón”; este desempeño lo conduciría a la creación de una producción musical caracterizada por su versatilidad en los temas correspondientes a diferentes ritmos de la nación colombiana. Una muy buena parte de su producción musical se caracterizó por la denuncia social, lo que lo llevaría a ser reconocido como uno de los pioneros de la música de protesta en Colombia. Teniendo en cuenta que el próximo 11 de junio de 2019 se conmemora el trigésimo aniversario del fallecimiento del maestro Arnulfo Briceño Contreras, el presente artículo se propone exaltar su memoria y rendir homenaje a un fecundo y muy talentoso hijo de la nación colombiana.

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Recibido: de marzo de 2018; Aceptado: de abril de 2018

Resumen

El maestro Arnulfo Briceño Contreras nació en Cúcuta, Norte de Santander, el 26 de junio de 1938 y falleció el 11 de junio de 1989. Destacado y versátil compositor colombiano, solista vocal, arreglista y director de coros, fue pedagogo musical de la Universidad Pedagógica Nacional y abogado de la Universidad Libre. Desde muy temprana edad el maestro dio a conocer su talento formando parte de la agrupación Los pequeños vallenatos al lado de Alfredo Gutiérrez, llamado "el niño prodigio del acordeón"; este desempeño lo conduciría a la creación de una producción musical caracterizada por su versatilidad en los temas correspondientes a diferentes ritmos de la nación colombiana. Una muy buena parte de su producción musical se caracterizó por la denuncia social, lo que lo llevaría a ser reconocido como uno de los pioneros de la música de protesta en Colombia. Teniendo en cuenta que el próximo 11 de junio de 2019 se conmemora el trigésimo aniversario del fallecimiento del maestro Arnulfo Briceño Contreras, el presente artículo se propone exaltar su memoria y rendir homenaje a un fecundo y muy talentoso hijo de la nación colombiana.

Palabras clave:

Arnulfo Briceño, compositor, arreglista, coros música colombiana.

Abstract

Maestro Arnulfo Briceño Contreras was born in Cúcuta, Norte de Santander, on 26 June 1938 and passed away on 11 June 1989. An outstanding and versatile Colombian composer, vocal soloist, arranger and choir director, he was a music pedagogue at Universidad Pedagógica Nacional and an attorney from Universidad Libre. Since he was very young, the maestro made his talent known as part of the group Los Vallenatos together with Alfredo Gutiérrez, known as "the child prodigy of the accordion"; his performance led him to create a musical production characterized by its versatility in the themes corresponding to different Colombian rhythms. A significant part of part of his musical production was characterized by social criticism, which would lead him to be recognized as one of the pioneers of protest music in Colombia. Bearing in mind that next June 11, 2019 marks the thirtieth anniversary of maestro Arnulfo Briceño Contreras' passing, this paper aims to pay tribute to the memory of a fruitful and very talented son of the Colombian nation.

Keywords:

Arnulfo Briceño, composer, arranger, choirs, Colombian music.

Resumo

O maestro Arnulfo Briceño Contreras nasceu em Cúcuta, Norte de Santander, em 26 de junho de 1938 e morreu em 11 de junho de 1989. Destacado e versátil compositor colombiano, solista vocal, arranjador e diretor de coros. Formou-se como pedagogo musical pela Universidade Pedagógica Nacional e como advogado pela Universidade Libre. Desde tenra idade o maestro mostrou seu talento fazendo parte do grupo Los pequeños vallenatos, junto com Alfredo Guitiérrez, conhecido como "O menino prodígio do acordeão". Isso o ajudaria na criação de uma produção musical caracterizada por sua versatilidade em diversos ritmos colombianos. Uma boa parte de sua produção musical caracterizou-se pela denúncia social, o que o fez reconhecido como um dos pioneiros da música-protesto na Colômbia. Levando em conta que o próximo 11 de junho de 2019 comemoramos o trigésimo aniversário de sua morte, o presente artigo visa exaltar sua memória e fazer uma homenagem a um fecundo e talentoso filho da nação colombiana.

Palavras-chave:

Arnulfo Briceño, compositor, arranjador, coros música colombiana.

El maestro Arnulfo Briceño Contreras nació el 26 de junio de 1938 en San José de Cúcuta, Norte de Santander; fue el tercer hijo en el hogar de Pedro José Briceño Pinzón e Isolina Contreras.

Las circunstancias sociales, políticas e históricas del año de su nacimiento están marcadas por una triada de hechos que cabe resaltar: en primer lugar, en 1938 se realiza en Colombia la primera elección presidencial en la que los votantes no requirieron de condiciones de renta o ilustración para ejercer el sufragio en cumplimiento de la reforma constitucional impulsada en 1936 por el entonces presidente Alfonso López Pumarejo; en segundo lugar, con el Partido Liberal en el poder, el Partido Conservador decidió no participar en la elección por segunda vez consecutiva ante las escasas garantías para votar en gran parte del territorio, circunstancia que conllevó a que el candidato liberal Eduardo Santos se presentara sin contendores; y por último, el advenimiento de La Revolución en Marcha y la Reforma de la Sociedad Colombiana fueron los pilares en los que se basó el proceso de modernización económica y social del Estado.

En este contexto histórico y social viven los padres y abuelos del maestro Arnulfo. El desplazamiento fue una consecuencia de la violencia de aquella época y obviamente que siendo muy niño se incrustó esta vivencia en su mente, razón por la que varias de sus canciones narran los hechos padecidos por su familia, como se puede apreciar en los bambucos ¿A quién engañas abuelo? y Flor María, siendo esta última composición vetada por la Presidencia de la República en el año 1972, ya que la letra narra la historia de una mujer joven que prefirió correr hacia el desfiladero, arrojarse a la cañada y en consecuencia morir, para no ser ultrajada ante un intento de violación por cuenta de un Oficial Primero.

Desde el momento mismo de su nacimiento, el maestro Arnulfo Briceño recibe una bendición muy especial de su señora madre, quien lo parió sola debido a que no le fue posible conseguir los buenos oficios de una partera. Su vecina al regresar sin la ayuda solicitada, encendió unas lámparas de aceite que ella misma fabricaba con el ánimo de regocijarse con el momento trascendente del nacimiento, siendo la razón por la que años más tarde se escuchara de manera frecuente a la madre del maestro decirle en su madurez artística: "Hijo: la luz que te faltó al nacer, te la dio Dios en la vida... La luz de la inteligencia".

A los ocho días del nacimiento del niño que más tarde estremecería con su gran talento a toda una nación y a un muy buen número de países latinoamericanos, Isolina y Pedro José regresaron a Sucre y posteriormente se hospedaron en Cúcuta, en la casa del tío Ramón, quién en su condición de padrino de bautismo, tuvo el privilegio de escoger el nombre del recién nacido: "Arnulfo. era el faro, el que creció, el que empezó a alumbrar, el hombre que progresó ordenadamente" (C. Briceño, comunicación personal, 17 de mayo de 2014), afirma gozoso el también músico y locutor César Augusto Briceño, hermano del maestro.

Pedro José Briceño Pinzón e Isolina Contreras de Briceño, padres del maestro Arnulfo.

Figura 1: Pedro José Briceño Pinzón e Isolina Contreras de Briceño, padres del maestro Arnulfo.

Fuente: archivo familiar.

Don Pedro José era un humilde ebanista y doña Isolina una mujer pujante; ellos construyeron una familia en donde Arnulfo, su tercer hijo, ejerció el liderazgo, aprendiendo a amar a su tierra y sus raíces. Su gran sentido de pertenencia por la patria se empezó a forjar desde muy niño, y años más tarde, lo impulsaría con frecuencia, y de manera sentida, a expresar que haber nacido en el campo significaba tener el privilegio de venir de lo básico, de la esencia, como característica de sus sentidas y nutridas respuestas, siempre acompañadas de un sentimiento de autenticidad y orgullo nacionalista.

La primera maestra del músico fue su madre quién tenía una voz muy afinada, rememora César Augusto, su hermano menor…"ella compraba los cancioneros que por esas calendas tan solo costaban un centavo, le enseñaba las canciones y luego lo mandaba a las emisoras; cuando Arnulfo aún no sabía leer iba a las rokolas, depositaba la monedita y se aprendía las canciones… (C. Briceño, comunicación personal, 17 de mayo de 2014). Es precisamente en el inicio del ciclo elemental de estudios donde nace su vida artística, al interpretar la canción Luz de mi vida, en mayo de 1946, con motivo de la celebración del día de la madre.

Años más tarde concursó en el programa Buscando estrellas de la voz del norte, espacio dominical en el que se hizo acreedor de una guitarra como premio a su talento musical y donde más tarde, por tres años, hizo las veces de presentador del programa. "Su encuentro con la guitarra tuvo lugar a la edad de 7 años y a los 12 ya la tocaba muy bien" (C. Briceño, comunicación personal, 17 de mayo de 2014), afirma su hermano César Augusto.

Algunos años más tarde, Alfredo Gutiérrez (padre) y su hijo Alfredo arribaron a Cúcuta en 1951, buscando ayuda para tratar un cáncer que afectaba al progenitor del futuro artista, conocido luego como "El rebelde del acordeón". Allí, en la capital nortesantandereana, "El niño prodigio del acordeón" conoció a Arnulfo Briceño e inmediatamente formaron el dueto Los pequeños vallenatos, junto con Ernesto Hernández, Víctor Gutiérrez, Gustavo Amaya y Adonaí Díaz.

Inicialmente, se presentaron en Cúcuta y después fueron llevados a Venezuela a presentarse en colegios en el estado del Zulia, donde los alumnos pagaban diez centavos de bolívar por tener el gusto de verlos y oírlos interpretar dos o tres canciones. También se presentaron en teatros y emisoras radiales.

Nuevamente en Cúcuta, el joven aventurero ingresó al Liceo San Antonio a cursar el primer año de bachillerato. Allí comenzó su perenne tragedia, por cuanto su lánguida economía y la de sus mayores no le permitían sufragar los gastos estudiantiles, hubo de ocuparse entonces como voceador de prensa y vendedor de loterías para financiar con su congrua ganancia el pago de sus estudios.

Cuando cursaba el segundo año de bachillerato regresó su amigo y compañero Alfredo Gutiérrez, con quien formó el conjunto integrado además por Alonso y Ernesto Hernández, Víctor Gutiérrez, Gustavo Amaya y Adonaí Díaz. Los siete soñadores actuaron allí y partieron luego para Bucaramanga y Bogotá; alternaron hacia el año de 1953 con Bovea y sus Vallenatos en la Emisora Nueva Granada, logrando una muy buena audiencia y apoyo del público.

Presentación para la emisora Radio Santander. De izquierda a derecha: guitarra, Arnulfo Briceño Contreras "el niño de la voz de oro"; acordeón, Alfredo Gutiérrez "El niño prodigio del acordeón"; guitarra, Alfonso Hernández.

Figura 2: Presentación para la emisora Radio Santander. De izquierda a derecha: guitarra, Arnulfo Briceño Contreras "el niño de la voz de oro"; acordeón, Alfredo Gutiérrez "El niño prodigio del acordeón"; guitarra, Alfonso Hernández.

Fuente: archivo familiar.

La agrupación musical se presentó en distintas ciudades hasta llegar a Caracas en donde hicieron parte del programa Televisa del canal 4, conducido por Renny Otto Lima; "esa correría culminó en Guayaquil y Quito, Ecuador, lugar donde le cantaron al entonces Presidente José María Velasco y grabaron un disco sencillo para la etiqueta Ónix con las canciones El desengaño del propio Briceño y El Cóndor del maestro José Barros" (Pinilla, 2005, p. 137).

En el año 1958, en su ciudad natal, el maestro Briceño conformó el Trío hispano, con Daniel Cáceres y Andrés Santander, y participó en programas de La voz del norte, entablando amistad con Álvaro Barreto, quien lo orientó en el oficio de la locución y lo ayudó para que ingresara a la nómina de la emisora. Su trabajo consistía en leer las noticias matinales y vespertinas y animar los programas dominicales y así pudo continuar con sus estudios diurnos.

El maestro Briceño como locutor en la emisora Voz del norte.

Figura 3: El maestro Briceño como locutor en la emisora Voz del norte.

Fuente: archivo familiar.

En su libro, Cultores de la Música Colombiana, el escritor José I. Pinilla Aguilar rescata el siguiente episodio anecdótico, narrado por el mismo compositor: "Un día fui llamado a Rectoría, que estaba a cargo del Doctor en Filosofía y Letras Guillermo Ortiz Suárez, quien me preguntó si en realidad yo era casado. Vacilante le respondí que sí, pensando, claro está, en mi expulsión del plantel. El doctor Ortiz me observó y luego me dijo: Usted no paga más pensión, desde hoy tiene una beca. Si no la paga el colegio, la pago yo. Llamó a los profesores para pedirles que no tuvieran en cuenta las posibles fallas mías a clase y que las dieran como asistidas" (Pinilla, 2005, pp. 138-139).

En diciembre de 1963, el maestro Briceño recibió su diploma de bachiller y pensando en su futuro tomó una maleta de viaje, su guitarra, mil pesos y se encaminó a Bogotá en busca de nuevos horizontes. Antes de radicarse en el que fuera su nuevo domicilio, contrajo matrimonio con la nortesantandereana María Oliva Vera, en Bucaramanga, el 19 de septiembre de 1958, con quien formó un bello hogar.

Casa donde vivía en Bogotá el maestro Arnulfo Briceño Contreras - 1967.

Figura 4: Casa donde vivía en Bogotá el maestro Arnulfo Briceño Contreras - 1967.

Fuente: archivo familiar.

Al no encontrar un empleo adecuado, debió soportar nuevas penurias y para superarlas trabajó como conductor de taxi y gracias a esta remuneración pudo sufragar los gastos en la Universidad Libre, en donde realizó estudios de Derecho y Ciencias Políticas.

Por esas calendas, entabló amistad con Jaime "El flaco" Agudelo y su hermano Carlos, quienes acababan de llegar de la ciudad de Palmira, Valle. Con ellos consolidó una gran simpatía a propósito de su ejercicio musical, lo que los llevó a relacionarse con el maestro Marco Rayo, director del grupo Los Vlamers. Ante la salida de Carlos Montaña, Arnulfo Briceño ingresó como guitarrista y cantante, grabó varias cuñas para televisión y actuó en programas radiales y en centros artísticos.

Estas tareas se prolongaron hasta 1966, cuando el grupo viajó a México, Ecuador y Perú, en donde tuvo muy buena acogida. Sin embargo, fue en México en donde contaron con un muy nutrido apoyo por parte del público, al punto que grabaron un disco de larga duración (LP) con un hit internacional incluido: Quinceañera, paseo compuesto por el maestro Briceño; el éxito le hizo merecedor de El Trébol de Oro Musart, conferido por la hermana república Azteca.

Arnulfo Briceño Contreras y Los Vlamers. En la fotografía aparacen de izquierda a derecha Victor Rayo (primo del maestro Marco Rayo), Marco Rayo (director del grupo y humorista mexicano), Arnulfo Briceño Contreras y Tony Valdés. México, 1968.

Figura 5: Arnulfo Briceño Contreras y Los Vlamers. En la fotografía aparacen de izquierda a derecha Victor Rayo (primo del maestro Marco Rayo), Marco Rayo (director del grupo y humorista mexicano), Arnulfo Briceño Contreras y Tony Valdés. México, 1968.

Fuente: archivo familiar.

Años más tarde, en 1973, el ya famoso compositor obtiene el título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Libre, en donde estudió becado por el colegio Gremios Unidos, institución en donde terminó sus estudios de secundaria.

En 1967 fue el indiscutible ganador del Centauro de Oro, en la versión número VI del Festival de la Canción Colombiana con el tema ¡Ay!, mi llanura, composición musical que mediante el decreto 382 del 27 de junio de 1979, fue adoptada posteriormente como Himno Departamental del Meta.

El maestro Arnulfo Briceño Contreras le cantó con todo su corazón, alma y vida al llano, aunque no fue precisamente esta la tierra que lo vio nacer. Conoció el llano leyendo La Vorágine de José Eustacio Rivera y Doña Bárbara de Rómulo Gallegos; estas dos obras fueron las que le inspiraron la canción galardonada, arriba mencionada, junto con El Jilguero del Llano de Luis Ariel Rey, legendario exponente de la música llanera en Colombia.

Cabe agregar que el maestro tenía una voz de barítono con la posibilidad de un rango superior; un registro interesante, pues al ser barítono, afirman los entendidos en el tema, los registros altos se mantienen con cuerpo. Las interpretaciones que el maestro hace de su propia música son de muy buena calidad, bien se trate de una grabación casera o profesional.

Aun cuando su obra musical plasma situaciones que bien podrían llamarse de protesta, el maestro no estuvo vinculado a ninguna ideología política; por el contrario, siempre mantuvo su independencia para expresar con su canto su sentir de patria y las voces de denuncia en contra de la clase política dirigente de su tiempo, por lo que, sin lugar a dudas, fue uno de los más grandes precursores y representantes de la música de protesta en Colombia. Es claro que la denuncia y el contenido social de sus creaciones traen a colación la conciencia del trabajo de campo, las vivencias y penurias del campesino y el sentimiento indio, criollo, o bien, de raíces negras, como se puede apreciar en las canciones ¿A quién engañas abuelo?, ¿Qué más quieren los señores?, Colombia mi pueblo, Flor María, La música de mi tierra, por mencionar algunos de los tantos temas que más marcaron indefectiblemente a toda una generación.

Entre sus obras más representativas encontramos la Misa para coros en Sol Mayor, A quién engañas abuelo, Adiós a mi llano, Canta llano, Llanerita, Alma americana, Remanso, Lágrimas, Amo, A tus pies descalzos, Un hombre, Linda colegiala, Qué más quieren los señores, Flor María, Siempre, Cumbia de amor, Mi guacharaca, Perdóname, Quiero estar equivocado, Divina, La noche más larga, Alma americana, Remanso, Pensamientos, A Crescencio Salcedo, Mi pueblo, Ahí nos vemos José Alfredo, Hato Canaguay, Himno a Bogotá en sus 450 años, Himno de la Empresa de Teléfonos de Bogotá, Himno de la Contraloría Distrital, Himno a Tame, Arauca, Himno de la Guajira y el Himno de Cúcuta, entre muchas otras.

Sorprende disfrutar el discurso melódico en lo relacionado con el punto climático de cada composición, dado que en ellas el lenguaje musical y literario propiamente dicho conforman una unidad que trasciende profundamente el ámbito de la estética, la música y la poesía.

El maestro Arnulfo Briceño Contreras fue uno de esos genios de tránsito permanente, trashumante, errático, nómade, viajero, capaz de escuchar una obra musical y luego decodificar con suma fluidez la esencia misma del ritmo y la forma; tenía unas habilidades de más, muy inteligente, con habilidades sociales y comunicativas evidentes; en una palabra, era una persona muy evolucionada para su tiempo, por así decirlo; era definitivamente, un contador de historias.

Carátula del disco de larga duración ¡Ay mi llanura! Fuente: Arnulfo Briceño. ¡Ay mi llanura! [Medio de grabación: LP]. Sello Divensa, Disquera venezolana S.A.

Figura 7: Carátula del disco de larga duración ¡Ay mi llanura! Fuente: Arnulfo Briceño. ¡Ay mi llanura! [Medio de grabación: LP]. Sello Divensa, Disquera venezolana S.A.

A propósito de su producción en el ámbito de la música religiosa, la Misa para coros en Sol Mayor, fue interpretada por la Gran Coral Pontificia Juan Pablo II, conformada por casi 600 voces con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Bogotá, a propósito de la visita que realizó Su Santidad el Papa Juan Pablo II a nuestro país, el 2 de julio de 1986. Esta fue una labor titánica, pues tras un año de preparación, logró componerla y dirigirla. La obra fue catalogada por S. S. Juan Pablo II "como la misa en español más bella que jamás había escuchado" (Monroy, 1986, p. 4).

Registro fotográfico de la Misa en Sol Mayor oficiada por S. S. Juan Pablo II el 2 de julio de 1986. Al fondo, se observa la imagen del Sumo Pontífice.

Figura 8: Registro fotográfico de la Misa en Sol Mayor oficiada por S. S. Juan Pablo II el 2 de julio de 1986. Al fondo, se observa la imagen del Sumo Pontífice.

Fuente: archivo familiar.

Por ningún motivo podría dejarse de hablar acerca de la cautivante y hermosa voz de registro de barítono con la que Dios dotó al maestro Arnulfo Briceño, ni tampoco podría la autora de la presente biografía sustraerse de la oportunidad de dar a conocer el primer fragmento del escrito que acompañó el juego de partituras de la Misa para coros en Sol Mayor que reza así:

Solo en los insondables designios del Creador Universal y en su bondad infinita podría concebirse el que este, su humilde siervo, pudiese componer una misa para que fuese oficiada por el máximo Pastor de la Santa Madre Iglesia Católica. Jamás pretenderé que sea ésta una obra perfecta en el sentido estricto de su construcción polifónica, armónica y contrapuntística, como fácilmente a los ojos de un erudito, y, sin embargo, tengo que hacer dos reservas: sea la primera el que si algún mérito se le encontrase, el honor y la gloria serán para Dios, más en ningún caso para mí que sólo seré entonces su bienaventurado instrumento. En cuanto a la segunda, vale decir que la "Misa para Coros en Sol Mayor", constituye de mi parte un aporte sincero, de corazón, primero a la gloria de Dios y de Jesucristo nuestro Divino Redentor y un llamado a toda una sociedad que se desmorona vertiginosamente en el naufragio de los principios éticos por lo que se ha perdido el respeto a la vida de tantos inocentes, así sean niños, ancianos, mujeres, jefes de hogar, donde pululan la mala fe, la mentira, el engaño, la sed de satisfacción de bienes materiales a cualquier precio, el vicio, la droga y toda una lista interminable de atrocidades. La Misa es para decirle a todos mis compatriotas y a toda la humanidad que aún es tiempo de volver los ojos a Cristo y hallar en Él la verdadera paz, la verdadera y eterna felicidad. (Monroy, 1986, p. 4).

Ahora bien, afirma la maestra Sofía Elena Sánchez Messier, en su condición de investigadora auxiliar del proyecto que dio lugar a la realización de esta biografía, que Arnulfo Briceño fue un compositor tan diverso, tan complejo, tan capaz de trasegar, de ir de una época a otra, de un género a otro, que sus obras trascendieron la geografía nacional. En su repertorio se encuentran baladas, boleros, ritmos tropicales, una ranchera, un himno, la banda sonora de una novela o documental, música religiosa e infantil, e incluso obras musicales enmarcadas en el género rock-and-roll (Sánchez, 2014).

En su vida como músico recorrió países como Venezuela, Perú, Bolivia, Ecuador, Puerto Rico, Costa Rica, República Dominicana, España, México, Estados Unidos, Francia, Polonia, Alemania, Unión Soviética y Cuba, donde participó en el Festival de la Nueva Trova. Como cantante y actor, fue parte del elenco de la telenovela Hato Canaguay y de las películas Canaguaro y Fuga.

En el homenaje que la República de Colombia le hiciera en el Teatro Colsubsidio en 1988, un año antes de morir, el compositor expresaba a los asistentes: "les agradezco profundamente que hayan venido, ustedes no saben cuánto... Cómo impacta esto a mi alma, a mi modesta vida de ciudadano, pero orgullosamente colombiano, a mi obra que quiero mucho, porque habla de mi patria, de mi país, de mi gente". (C. Briceño, comunicación personal, 17 de mayo de 2014).

Las palabras del maestro Arnulfo Briceño Contreras nos permiten reconocer su reciedumbre e identidad, su gran amor por Colombia y por su gente; su esencia que se traduce en las virtudes de la gratitud, la modestia y la humildad de un hombre que sabe ser ciudadano colombiano y ciudadano del mundo; un ser en permanente evolución; una fuente de inspiración de exquisita y novedosa factura. Su producción musical, su poesía, su estilo inconfundible y decantada retórica, hacen del cantautor nortesantandereano todo un paradigma; un hombre dotado de una infinita sensibilidad musical en donde la ciencia y el arte en perfecta amalgama discurren con absoluta sencillez, elocuencia y majestuosidad.

Se puede afirmar entonces que:

La exquisitez del lenguaje costumbrista llanero y la capacidad de combinarlo poéticamente en un texto de una canción arroja siempre un resultado sumamente decoroso; al punto que, si quitáramos la música y declamáramos, por ejemplo, La toma de Paéz, Evocando al jilguero, o Torito criollo, nos encontraríamos con un concierto de poesía pura, por cuanto el maestro Arnulfo Briceño Contreras hace un descollante despliegue retórico en sus poesías y líricas en el que da refinada cuenta de todo ese lenguaje que sólo el baquiano llanero colombo-venezolano es capaz de evocar, sentir y vivenciar. (Sánchez, 2014, p. 20).

A propósito de la retórica y el estilo particular del maestro Briceño Contreras en su obra musical, no se puede desconocer el desarrollo de su gran habilidad para manejar el tiempo en sus extraordinarios relatos; sorprende la implementación de apropiadas metáforas, símiles, anáforas, personificaciones, reiteraciones e incluso ironías.

Es pues el desarrollo literario del maestro Arnulfo en cada una de sus obras una muestra evidente de su talante, genialidad, conocimiento, alta comprensión, humildad y sabiduría. Por estas razones y muchas más, se puede afirmar que las letras que acompañan su música son una expresión fehaciente de su depurada consagración y elevada concepción estética en cada desarrollo.

"Un alquimista de la Edad Media", le llamó el periodista Carlos Monroy Reyes en su artículo Música para Dios, a propósito de la impecable y emotiva dirección de la Misa para coros en Sol Mayor; en cada tejido melódico de la pieza el maestro dejó su espíritu de fe, justicia, amor, solidaridad y paz: en suma, de un mundo nuevo. Era un hombre de una profunda fe, no censuraba ninguna línea religiosa, decía que la religión era un camino para llegar a Dios y, su objetivo, lograr un equilibrio.

Asimismo, era un hombre profundamente analítico, un gran lector de la literatura universal escrita en diferentes géneros, épocas y formas, un gran intérprete, un demiurgo de nuestro tiempo, un hombre integral, un filósofo del amor, un hombre humilde, honesto y de gran sensibilidad espiritual; nunca aceptó ningún cargo político ante las innumerables oportunidades que se le presentaron, porque decía que al hacerlo perdería su identidad, su raigambre, su libertad de escribir y su oportunidad para traducir en arte la sentida voz de un pueblo. Alguna vez le preguntaron en una entrevista "Arnulfo, ¿por qué le escribe tanto al pueblo?" y él contestó "yo también soy pueblo". (C. Briceño, comunicación personal, 17 de mayo de 2014). Esta respuesta se asemeja al pensamiento del otrora penalista y caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán: "Yo no soy un hombre. Soy un pueblo".

Además de su trabajo como compositor, dirigió un gran número de agrupaciones corales, entre las que se encuentran: Texas Petroleum Company, Aseguradora Gran Colombia, Procuraduría General de la Nación, Icetex, Inscredial, Empresa de Teléfonos de Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional y la Coral Arnulfo Briceño, con la que solo estuvo seis meses antes de morir.

Falleció el 11 de junio de 1989 como consecuencia de un accidente aéreo, cuando el avión Twin Otter de la Empresa Aerotaca HK 24-86, en el que viajaba con otros 5 ocupantes, se estrelló contra un cerro a 25 kilómetros de Tame, Arauca, en la vereda Caribarare del mismo municipio. Este hecho tomó por sorpresa y causó profunda tristeza a todo el pueblo colombiano, pese a que el mismo maestro Arnulfo Briceño Contreras había manifestado recientemente a familiares y amigos que presentía su fallecimiento hacia la edad de 50 años, aproximadamente.

El viaje a Tame tenía un motivo fundamental dado que se conmemoraban los 175 años de la Campaña Libertadora. Había sido invitado muy especialmente para dirigir el Coro del Colegio Departamental de Arauca para interpretar el himno del municipio que fue escrito y dirigido por él mismo.

En 1989 su actividad artística estaba bien nutrida, si bien había cumplido con el compromiso de ser jurado calificador en el reconocido Festival Mono Núñez que se realiza anualmente en el municipio de Ginebra, Valle, tenía varios viajes pendientes. Una vez de regreso de la ciudad de Tame, viajaría a Villavicencio, según afirma el hermano y también músico, César Augusto Briceño Contreras.

Con su cónyuge, la cucuteña María Olivia Vera, fue padre de siete hijos: Rafael Antonio, Luz Stella, Elizabeth, Arnulfo, Emmanuel, Juan Francisco y Daniel; y sus otros dos hijos, Catalina y Ricardo, fueron el fruto de la relación con la cantante pereirana Zulma Gómez.

Cabe anotar que todos sus descendientes aman y combinan sus profesiones con la música. Según manifestó Cesar Augusto, Emmanuel, uno de sus nueve hijos, afirmó en alguna oportunidad que "su padre fue un hombre temeroso de Dios, amoroso, respetuoso y dedicado, quien respiró a su país por cada uno de sus poros y quien creía inmensamente en la gente, en su capacidad para hacer cosas buenas, aún en medio de la injusticia" (C. Briceño, comunicación personal, 17 de mayo de 2014).

Maestro Arnulfo Briceño Contreras en su estudio personal.

Figura 9: Maestro Arnulfo Briceño Contreras en su estudio personal.

Fuente: archivo familiar.

A propósito de las distinciones, la Universidad Libre le otorgó la "Orden Benjamín Herrera al Mérito" en calidad de abogado egresado; además, en razón a su desempeño destacado y meritorio, la misma institución educativa creó la "Orden Arnulfo Briceño Contreras al Mérito Artístico de sus estudiantes".

Así mismo, fue condecorado con la "Orden al Mérito Artístico" de la Universidad Pedagógica Nacional y la "Orden al Mérito" del Colegio Sagrado Corazón de Cúcuta; recibió también "Las llaves de Nueva York" y la "Orden al Mérito" de la sociedad Pro - Arte Internacional en el año 1986; a su vez, le fue otorgado el "Premio El Tiempo", en reconocimiento como mejor compositor colombiano en el año 1979; en gira por Europa como artista invitado del Ballet de Colombia, dirigido por la maestra Sonia Osorio, fue depositario del "Tributo Concert Hall" a toda su obra, el 31 de enero de 1986 de nuevo en la ciudad de Nueva York, entre muchas otras más distinciones.

Ahora bien, la maestra Sofía Elena Sánchez Messier indica que una vez fallecido el maestro, cabe afirmar que él seguramente habría compuesto mucha de la música comercial que se escucha actualmente; más aún, cuando tenía la habilidad de hacer música que "pegara", bien fuera cantada o bailada; lo único que quizá no hubiera hecho sería reggaetón; por lo demás, estaría haciendo fusiones con toda seguridad, tendría un proyecto fusión, un coro gigantesco, habría hecho mucha música religiosa (Sánchez, 2014). Con toda seguridad se le reconocería en el mundo entero como el maestro de maestros y muy seguramente como "El Caballero de los Llanos Orientales de Colombia".

Muy probablemente las cenizas del maestro se encuentran retozando y dibujando paisajes estivales, en un lugar bendecido por Dios, donde la cañada, el alcaraván, el broche, la alborada, las garzas, el tranquero, el arrebol, el arado, el caney, el hato, el desfiladero, el morichal y los esteros, cantan al llano y al llanero, "si tragándose el camino, cual centauro majestuoso, se encuentra con el jilguero", donde el éxtasis de la poesía de su magistral y emblemática obra ¡Ay!, mi llanura, inmortaliza "el embrujo verde donde el azul del cielo se confunde con tu suelo en la inmensa lejanía".

Cesar Augusto Briceño Contreras, a quien Dios también bendijo con una hermosísima voz, añade en medio del relato que su hermano siempre manifestó querer ser incinerado una vez llegara el momento final de sus días y así mismo pidió a sus consanguíneos que sus cenizas fueran esparcidas en el cielo de su amado llano; precisó además, que de no ser posible hacerlo en el paisaje de su inspiración, estas fueran arrojadas desde Monserrate, uno de los cerros tutelares de la ciudad. La señora Isolina Contreras de Briceño, años más tarde, se solidarizó con la petición de su hijo y pidió a sus descendientes correr el mismo destino y, por lo tanto, esta voluntad tuvo ocurrencia en el más conocido de los cerros orientales de la ciudad de Bogotá: Monserrate.

Sin lugar a dudas la letra del pasaje Adiós a mi llano podría considerarse un testamento sentido, fruto de la inspiración de un hombre que nació para enaltecer y robustecer el acervo musical en la nación colombiana:

I

Cuando salí de mi llano, yo sentí que me moría,

dejé lo que un día fue mío y allá se quedó mi vida,

mis amores y alegrías, mi llanto y también mi risa.

Deje al cabo, mi caballo, mi noble y fiel compañero,

en días que abrazaba el sol, noches de luna y lucero,

también las duras faenas, los palmares, los esteros.

II

Qué triste decir adiós, si en el llano y en su ley,

mi alma se quedó enredada en el llano, en el caney,

en la buena muchachada que nunca volveré a ver.

Adiós la "Tata" querida, adiós mi amigo Carranza,

con Canaguaro me voy, hacia otras tierras lejanas

donde iremos con más fe a luchar por nuestra causa.

III

Adiós amor de mi vida, pedazo de mis entrañas,

serás mi rumbo, mi guía cuando esté en tierras

extrañas,

que un amor tan verdadero es fuego que no se apaga.

Me voy pero volveré, mientras serás mi soñar,

hoy parto pero con fe de volverte un día a cantar,

cuando todo haya acabado junto a ti he de terminar.

Finalmente, complace afirmar que el maestro Arnulfo Briceño Contreras es el cantautor que desde las instancias del amor recrudeció el lenguaje de la conquista, del amor y el desamor; fue un maestro de recia formación humanística y de retórica sublime, quien con su música dibujó todo un escenario político y social en el que supo interpretar el sentir de una nación y estremecer a toda una generación; el maestro que comprometido con una filosofía de vida se incrustó en nuestra cultura musical para siempre y desbordó las voces de la sensibilidad, la pasión, la ternura y la dignidad humana en su decantada poesía y liberadora melodía.

Señora Isolina Contreras de Briceño, madre del compositor. Noviembre 20 de 1917 - Agosto 01 de 2011.

Figura 10: Señora Isolina Contreras de Briceño, madre del compositor. Noviembre 20 de 1917 - Agosto 01 de 2011.

Referencias

  1. Monroy, C. (1986). Música para Dios. El Siglo.
  2. Núñez, E. (2014). Arnulfo Briceño Contreras: el compositor y su obra. Biografía tomada de la investigación realizada por el grupo de investigación Música Colombiana en la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, publicación en proceso.
  3. Pinilla, J. (2005). Cultores de la música colombiana. Bogotá, Editorial Cámara Colombiana del Libro.
  4. Sánchez, S. (2014). Proyecto de Investigación Arnulfo Briceño Conteras: el compositor y su obra, Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá.
Este artículo hace parte del proyecto de investigación Arnulfo Briceño Contreras: el compositor y su obra, desarrollado por el Grupo de Investigación Música Colombiana de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. La información más importante se obtuvo a partir de las entrevistas realizadas al maestro Cesar Augusto Briceño Contreras (hermano del compositor) del 1 al 15 de febrero y del 10 al 17 de mayo de 2014.

Biografía del autor/a

Enerith Núñez Pardo, Universidad Pedagógica Nacional

Pedagoga Musical de la Universidad Pedagógica Nacional, abogada y especialista en Derecho Constitucional de la Universidad Libre, Especialista en Gerencia y Gestión Cultural de la Universidad del Rosario. Autora de los libros Versiones musicales de la Independencia en Colombia para el tiple solista, Villancicos colombianos a dos, tres y cuatro voces, Colombia canta vols. I y II, El alma canta, Destacadas obras musicales del universo para el tiple solista, Versiones musicales para quinteto instrumental colombiano y Sobresalientes composiciones del siglo xx de la música tradicional colombiana para el tiple solista, entre otros.

Citas

Monroy, C. (1986). Música para Dios. El Siglo

Núñez, E. (2014). Arnulfo Briceño Contreras: el compositor y su obra. Biografía tomada de la investigación realizada por el grupo de investigación Música Colombiana en la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, publicación en proceso. 

Pinilla, J. (2005). Cultores de la música colombiana. Bogotá, Editorial Cámara Colombiana del Libro. 

Sánchez, S. (2014). Proyecto de Investigación Arnulfo Briceño Conteras: el compositor y su obra, Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. 

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Publicado

2019-01-01

Cómo citar

Núñez Pardo, E. (2019). La luz de la inteligencia en el maestro Arnulfo Briceño Contreras. (pensamiento), (palabra). Y Obra, (21), 79–93. https://doi.org/10.17227/ppo.num21-9461

Número

Sección

Pensamiento

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