Homenaje a la maestra María Elena Ronderos (1946-2022)
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Homenaje a la maestra María Elena Ronderos (1946-2022)
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Del 25 al 30 de octubre del 2021 se realizó la Semana LAV, en la Licenciatura en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, encuentro académico que se organiza anualmente con el propósito de favorecer el debate académico y socializar los desarrollos del programa de formación de educadores en artes.
En el marco de este encuentro, se dan a conocer los avances de investigación y la producción académica, pedagógica y artística de profesores y estudiantes y egresados, además de contar con invitados expertos. El carácter interdisciplinar de la Semana LAV, en cuanto a las relaciones arte-educación convoca variedad de formatos: exposiciones, talleres, laboratorios de creación, charlas, conferencias, ponencias, coloquios; igualmente, integra el Encuentro de Egresados y el Encuentro de Semilleros de Investigación.
Es a propósito de la actualidad de las redes, como comunidades académicas que movilizan la construcción de conocimiento, que Ana María Villate, maestra de la licenciatura y organizadora del evento, contacta a la maestra María Elena Ronderos, investigadora pionera en el campo de la educación artística y fundadora de la red Entre las Artes, en la que, junto a sus integrantes, desarrolla una metodología que permite experiencias significativas en la formación de artes para niños y niñas.
María Elena Ronderos nació en la ciudad de Bucaramanga, estudió Artes en la Universidad de los Andes y, posteriormente, fue profesora de su alma mater en el Departamento de Artes, a cargo de la cátedra sobre educación artística. Su interés por la educación desde las artes surge en el trabajo con comunidades, a partir del cual fue cristalizando su interés por “explorar una metodología que promueva el desarrollo del ser sensitivo, imaginativo y creativo del estudiante en conjugación con el contexto natural, social y cultural al que pertenece”. Participa como investigadora en el Museo de Arte de la Universidad Nacional en el programa “El museo, un aula más en la vida de los estudiantes”, y entre los años 93 y 97 lidera la investigación para la construcción del documento Lineamientos Curriculares de la Educación Artística, por encargo del Ministerio de Educación Nacional, para lo cual propone una metodología de laboratorio-taller con la que convoca a maestros, artistas, gestores y sabedores de diversas regiones del país. María Elena fue una convencida de que la educación artística es un claro vehículo de transformación social, por lo cual advirtió: “Los maestros de artes estamos llamados a motivar, apoyar y orientar el camino que toman los impulsos creativos de los estudiantes cuando experimentan sensitiva y emotivamente la vida”.
La maestra Ronderos falleció el 29 de junio de 2022. Aunque en los últimos años padecía algunos quebrantos de salud siempre estuvo presente acompañando las conversaciones anuales de la red Entrelasartes. Previo a su partida, hizo donación de publicaciones de su biblioteca, en artes visuales, escénicas, música y literatura, a la Universidad Pedagógica Nacional, material que sería aprovechado principalmente por las licenciaturas de la Facultad de Bellas Artes. Como un homenaje a su memoria, compartimos este texto con el que participó en el “Conversatorio sobre redes de investigación”, en el que recoge su valiosa experiencia de trabajo en el campo de la enseñanza de las artes.
¿Qué es para usted la investigación en educación artística?
Esta pregunta me llevó a cuestionarme: ¿cómo es que durante más de 40 años le he seguido el rastro a la acción pedagógica implicada en el quehacer llamado educación artística? A continuación, hago un mini recuento de tres hitos de actividad pedagógica investigativa, que fueron dando luces para acuñar la metodología Crear entre las artes, que se cuestiona y ajusta en equipo, en cada práctica realizada. En esta narrativa veremos qué entendemos por investigación en educación artística.
La inquietud inicial que motivó mi curiosidad hacia este campo, me surgió en 1970 cuando con un grupo de jóvenes de origen campesino reciente, expulsados de su territorio a Bogotá por causa de la violencia, nos reunimos a pintar libremente lo que se nos ocurriera. Para sorpresa nuestra, de los dibujos que hicimos brotaban como manantiales adjetivos y fascinantes metáforas renovadoras de los modos personales de ver el mundo y de habitar esta ciudad, que ellos empezaban a asimilar como su nuevo e indescifrable territorio. Experimentamos cómo se enriquecía el universo simbólico común al grupo; cómo al pintar aparecían mundos poéticos que motivaban la comunicación confiada y comprensiva de el otro y se refrescaba la vida en comunidad. Entonces, como maestra caí en la cuenta de que debía observar cuidadosamente en mi quehacer pedagógico cómo es que la expresión y la apreciación artística autónomas, en sí mismas, transmiten sentido y promueven un diálogo significativo fortaleciendo el tejido comunitario.
En 1972 y 73, fui invitada por el grupo juvenil El Tornillo —del barrio de La Perseverancia de Bogotá, y liderado por Luis Eduardo Ruíz— a darle clases de artes a los niños en el salón comunal. Entonces diseñé un programa de una clase semanal de 3 horas, fundamentado en la pedagogía que Paul Klee experimentó y afinó durante 20 años en la Bauhaus. Así, 100 niños de 4 a 16 años, todos los sábados representaban sobre papel reciclado con sobrantes de pinturas: el punto, la génesis, es decir las ideas que se les ocurrían; la línea o el movimiento, el desplazamiento en el tiempo; el claroscuro o relieve de las cosas; y el color o la búsqueda de la calidad de lo representado. Todo esto articulado secuencialmente a sus experiencias con el entorno natural, social y cultural. En síntesis, en este trabajo sistemático se evidenció el objeto de estudio que seguimos explorando hasta hoy: una metodología que promueva el desarrollo del ser sensitivo, imaginativo y creativo del estudiante en conjugación con el contexto natural, social y cultural al que pertenece.
De 1992 al 97, a la luz de la Ley 115 de Educación, tuve a mi cargo el proyecto de construcción de lineamientos nacionales para el área de educación artística, por fin legitimada como tal, con el mismo valor curricular que la educación científica o en sociales. Hasta ese momento, en el currículo se trataba la asignatura de Educación Estética gracias al enorme esfuerzo de maestros como Antonio Hernández y a otros maestros de los recién fundados Institutos Nacionales de Educación Media (INEM). Planteé esta tarea para ser desarrollada con la participación de docentes de artes plásticas, música, teatro y títeres —muy pocos porque en los años 70 el gobierno la consideró subversiva la actividad teatral, época de la Guerra Fría, la Cuba socialista, entre otros—, danza, que se trataba en Educación Física y artes gráficas —aún incipiente—, de los distintos niveles educativos, represen tantes de los departamentos del país. Partimos de estudiar antecedentes de este campo educativo en el currículo nacional, tarea que realizó mi compañera María Teresa Mantilla. En seminarios-taller regionales, trabajamos entusiastas en equipos para hacer un sondeo del estado del arte de la educación artística teniendo como criterio los resultados del trabajo pedagógico de índole investigativa participativa, que hacía 5 años veníamos haciendo en el museo y la Facultad de Arte de la Universidad Nacional. Con la participación de más de 700 maestros y maestras comprometidos con la innovación educativa que se fraguaba, se fortaleció una red nacional. También, a la luz de la evaluación de la práctica como herramienta de investigación pedagógica, afinamos la propuesta metodológica y el marco conceptual que la justificaba. Se ratificó la idea de que el objeto de estudio de esta área es el desarrollo del ser sensitivo, imaginativo y creativo del estudiante en conjugación con el contexto natural, social y cultural particular. Se hizo evidente la necesidad de afinar una metodología que representara momentos del proceso creativo que experimentan los artistas, por contraste con el proceso de creación científica. Entonces, se observó que, si bien la creación artística es de índole sintética, también en esta se recurre al pensamiento analítico, al tomar distancia crítica frente a la creación que se realiza. De aquí que se destacaran como procesos de aprendizaje sintético propio de la creación artística: la contemplación de posibilidades de creación artística, a partir de la interacción sensitiva con el universo al que se pertenece, y la transformación simbólica expresiva y metafórica de este. Y como proceso de aprendizaje analítico el diálogo en torno a las técnicas utilizadas y la toma de conciencia histórica como necesaria para crear algo nuevo, afianzando la autonomía frente a lo que se creara antes.
El otro hito importante para seguir afinando esta pedagogía han sido 17 años de trabajo con Entre las Artes. Este recuento lo compartiré en un siguiente momento de esta charla.
En este trasegar de comunidad en comunidad, se fue aclarando un horizonte pedagógico que invita a transfigurar y dar significado a lugares que habitamos, relaciones, climas afectivos, ideas, tradiciones, sueños, proyecciones. Poco a poco y en compañía, se nos fueron revelando estas coordenadas de pensamiento creativo: contemplar, intuir posibilidades, seleccionar, hacer con carga emotiva, dialogar, apreciar en contexto y socializar para motivar en otros, los compañeros, los y las estudiantes, los espectadores, nuevos caminos imaginativos, placenteros y creativos. Coordenadas estas cuya latitud se extiende gracias a las ideas autónomas de cada miembro del equipo de exploración pedagógica, y cuya magnitud adquiere valor según el alcance del universo simbólico significativo que se construya.
He compartido con ustedes de manera escueta estos ejemplos de cómo se ha venido desarrollando una investigación en educación artística, de los que podemos deducir lo que es para nosotros la investigación en este campo.
Asumimos la investigación en educación artística como una forma de interacción educativa cuyo objeto de estudio es una pedagogía que promueva la imaginación creativa en la interacción sensitiva y expresiva con el universo natural, social y cultural al que se pertenece. Es decir que corresponda a lo que se espera lograr con el ejercicio de una buena educación artística. Lo que a su vez es la manera como se relacionan los artistas con el mundo.
La investigación en educación artística se lleva a cabo a través de proyectos participativos en contexto, con sentido histórico y cultural. En nuestro medio natural, social y cultural hay condicionantes positivos que debemos tener en cuenta quienes hacemos investigación en este campo como son: el amor y cuidado a la madre naturaleza, patrimonio de las comunidades indígenas; la memoria poética de las tradición oral, musical, dancística, dramática, artesanal y arquitectónica de todas nuestras vertientes culturales; las expresiones artísticas contemporáneas como el diseño digital, lo audiovisual, el grafiti, el break dance, y una gran variedad de expresiones musicales. También debemos tener en cuenta condicionantes que deterioran nuestra interacción con el universo alrededor y malogran la vida diaria nuestra y de nuestros estudiantes. Señalo dos cruciales: la depredación de la naturaleza y la desconfianza entre nosotros, crecientes en los últimos años, cuyas causas tendríamos que estudiar para explorar qué componentes metodológicos se tendrían que reforzar a fin de superar estas situaciones. Quien investigue descubrirá con su equipo de trabajo particularidades del contexto, que le llevarán a enfatizar ciertos elementos de la pedagogía que se propone lograr.
Por su parte, la complejidad de la experiencia estética y artística posibilita diversos caminos de investigación en educación, por ejemplo, cómo aprender historia del arte con sentido.
Quien investigue en este campo activa su inteligencia creadora, “aborda modos divergentes de construir cono cimiento”, para descubrir cómo cualificar metodologías mediante un proceso complejo de interacción dialéctica con los otros y el mundo en el que se inscriba la investigación. En la investigación en educación artística, la metodología que, por supuesto, incluye didácticas e instrumentos de evaluación, hace las veces de herramienta de investigación.
La investigación en educación artística demanda del investigador e investigadora, una gran disposición a observar actitudes, comportamientos, prácticas, producciones y valores, manifiestos en el grupo de trabajo, y a escuchar sus voces, como criterio de evaluación cualitativa. Le requiere también hacer la sistematización y análisis de evaluaciones diligenciadas por los estudiantes sobre su percepción del proceso de aprendizaje, de la manera más objetiva posible. El resultado de estas formas de seguimiento y evaluación le permiten reflexionar críticamente su quehacer pedagógico-investigativo para ratificar, rectificar o replantear concepciones y procesos.
Igualmente, se requiere de quien investigue tener una buena formación en el campo de las artes cuyos modos educativos esté investigando, y estar dispuesto/a a estudiar temáticas que surgen en el desarrollo de los proyectos, lo que le da el perfil interdisciplinar y transdisciplinar a esta área del conocimiento. Así, quien investigue alrededor de la educación artística construye teoría pedagógica significativa e innova en la práctica, dándole cada vez más relevancia social y cultural a este campo.
Siendo la educación artística un campo interdisciplinar, ¿qué tensiones siente que existen entre el campo educativo y el artístico, y de qué manera se armonizan en el ejercicio investigativo?
Encontramos que con frecuencia se dan una serie de tensiones y malentendidos en el campo educativo artístico mismo, entre este y otros campos educativos y entre el quehacer artístico y la educación. Señalamos las siguientes:
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En las facultades de Arte se tiende a considerar lo educativo y pedagógico como menoscabo del saber y hacer artísticos. Falta promover diálogos significativos entre lo educativo y lo artístico, que aniden en las experiencias sensibles de los sujetos y comunidades, y que además se inserten en los tejidos sociales y culturales. Se olvida que grandes artistas fueron también grandes educa dores, como Francisco Antonio Cano en Colombia, Leonardo Da Vinci, Paul Klee o el contemporáneo artista uruguayo Luis Camnitzer.
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Sorprende la poca comprensión plena de las cualidades formativas y educativas inherentes a los procesos de creación y apreciación artística, por contraste con planteamientos epistemológicos de las ciencias. En colegios y otras instituciones formales y no formales con frecuencia se observa que los procesos de aprendizaje para la educación artística son similares a los que se desarrollan en el área de ciencias o sociales. Conviene que se distingan beneficios formativos de las artes como son particularmente la experiencia estética que motivasensitividad, afecto, comprensión de las cualidades del universo alrededor para concebir ideas nuevas, sin la cual no puede darse un proceso creativo artístico. Por su parte, algunos científicos han dicho que fue una inspiración de índole estética la que les hizo ver el camino a seguir en ciertos momentos de su trabajo investigativo. Igualmente, pareciera no haber claridad de lo particular y específico de este campo, a saber, el lenguaje metafórico —y expresivo—, que finalmente es el que posibilita transmitir sentidos que no es posible comunicar con el lenguaje analítico.
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Debido a lo anterior, a menudo se reduce la educación artística a la capacitación técnica e instruccionista. Si bien es necesaria una buena capacitación técnica para viabilizar la expresión, en una clase en la que se esté trabajando el arte contemporáneo que es transdisciplinar, no bastaría que los estudiantes dibujaran muy bien, entonces es muy importante que se tenga claro el ámbito propio de la creación artística, que en este caso sería comprender el poder del lenguaje simbólico expresivo para transmitir sentido y crear algo nuevo, sea cual sea la técnica que se maneje para expresarse.
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Si bien no es generalizable, se sigue teniendo una mirada que no da un valor real a las artes en el currículo. La educación artística se subvalora en la escuela al darle prioridad a las ciencias sin tener en cuenta que a través de la historia se han relacionado y nutrido mutuamente. Por ejemplo, antes de que existiera la clase de Artes Plásticas, el dibujo era necesario para la clase de ciencias naturales.
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En la práctica se desconocen los aportes tan significativos que puede hacer el arte a la formación intelectual, social, política y humanística de los estudiantes; a su perceptividad y gusto por la ciencia, el lenguaje y demás áreas de conocimiento.
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La educación artística, bien comprendida, es terapéutica, sin tener que darle otros enfoques. Lo que se precisa en este caso es la adecuación de la metodología, teniendo en cuenta los logros esperados según las deficiencias cognitivas o físicas que presenten los y las estudiantes. Esto, si se desea desarrollo integral y no únicamente una pedagogía instrumental.
¿De qué manera se armonizan en el ejercicio investigativo estas tensiones?
La investigación en educación artística, liderada por investigadores que tienen claro el objeto de estudio de esta área y los procesos de conocimiento, los y las lleva por caminos que generalmente requieren cruzarse con otras disciplinas, y hoy en día mucho más si te trata de arte contemporáneo. Así, al tener mayor entendimiento sobre la particularidad formativa de la educación artística y sobre la importancia que esta tiene en la formación integral de los educandos, se visibilizan nuevas experiencias y se alimenta y transforma este campo, dejando por fuera las tensiones señaladas.
¿Qué necesidades sentidas originaron la creación de la red a la que pertenece?
Pertenezco a la red Entre las Artes. Durante más de 10 años de trabajar en programas que de una u otra forma tenían que ver con la formación docente, siempre con espíritu investigativo, identifiqué la necesidad sentida de los y las maestras de reunirse para fortalecerse como grupo, seguir formándose, posicionar este campo de estudio en el currículo y apoyarse mutuamente, ante el frecuente maltrato que recibían de sus superiores y a veces de sus mismos compañeros. Me llamó entonces la atención una red —no se llamaba así a las agrupaciones— de maestros de Artes Plásticas del Huila liderada Arturo Ignacio Flórez, maestro del INEM de Neiva, hoy extinta. Además, el sondeo del estado de la educación artística en el país que realicé en 1992, como antecedente a la construcción de lineamientos, mostró que la clase de Estética, como se llamaba, era despreciada en la escuela, los maestros maltratados y subvalorados, y en general tampoco los padres de familia o la sociedad valoraban la educación en artes como bien de conocimiento o formativo.
Con quienes fundamos la asociación, y con los maestros y maestras que se unieron a este grupo para fundar la red, acordamos ofrecer múltiples opciones de asociación gremial, de compromiso integral y de gestión cultural comunitaria en pro del mejoramiento de la calidad de vida afectiva, comunitaria y cultural de la infancia y la juventud colombianas, en los campos de la creatividad e innovación estética y artística, de cultura ciudadana y de conservación ambiental, a través de medios electromagnéticos y presenciales.
Nos propusimos construir una comunidad de aprendizaje en este campo, posicionando la educación artística en la escuela y en otros contextos comunitarios, mediante proyectos de índole investigativa, en los que se entrelazaran saberes de la práctica artística y la pedagógica, de manera que promoviéramos actitudes, conocimientos, prácticas y valores personales, sociales, culturales, que fortalecieran la convivencia armónica, la solidaridad, el respeto y la confianza mutua, y privilegiaran la conversación pedagógica y el trabajo en red.
Soñamos con desarrollar proyectos culturales mediante convenios, acuerdos o cooperación con entidades, instituciones y empresas públicas y privadas, nacionales e internacionales, y brindar asesorías pedagógicas, artísticas, ambientales y culturales, con el fin de sostener actividades formativas y auto formativas y ampliar nuestra red.
¿De qué manera se puede visibilizar el trabajo que se hace en las redes de investigación en educación artística?
Para responder a este punto les participo un resumen de lo que hemos trabajado en Entre las Artes en este sentido. En el 2003, fundamos la Asociación Entre las Artes teniendo en mente los objetivos arriba mencionados. Lo primero que se hizo para hacer visible el trabajo colectivo que comenzaríamos y para convocar a otros colegas, fue el diseño y publicación de un portal web. Después de varios intentos fallidos, financiados por quienes fundamos la asociación, aplicamos a una convocatoria de la Secretaría de Cultura para lograr este cometido, que se logró por fin bellamente con el diseñador gráfico Juan Esteban Duque. Era un sitio cuyo diseño invitaba a los educadores de las artes a ampliar su visión de lo que significa la educación artística. Lo componían diferentes espacios: artes en la escuela, en la ciudad, en los medios, en familia y en la biblioteca. Cada uno de estos sitios tenía entradas para publicar experiencias y conceptos clave. Allí se socializaron nuestros Seminarios Taller de Formación Docente y sus anexos. Igualmente, en este se montaron y publicaron los Laboratorios de Artes Visuales realizados en casi 30 municipios, los Laboratorios de Teatro de 29 municipios y registros de los Laboratorios de Danza realizados en 30 municipios, entre el 2011 y 2017 en convenio con el Ministerio de Cultura. Nosotros diseñamos las metodologías de estos laboratorios ofrecidos en su mayoría por artistas que experimentaron nuestra propuesta pedagógica articulada a sus saberes. En el portal se hicieron visibles registros fotográficos, videos, lecturas complementarias de todos estos trabajos.
A la vez que empezamos el trabajo del portal, iniciamos la conformación de la red convocando al laboratorio de educación artística Seminario-Taller de Formación Docente, en el Museo de Arte Moderno, con apoyo del MAMBO y de la SCRD, con la idea de compartir la metodología producto de la investigación que venía realizando. Al hacer la coevaluación de ese primer seminario, los y las docentes propusieron la continuación del trabajo investigativo colectivo en el que los miembros del grupo hacen las veces de coinvestigadores al proponer y desarrollar talleres práctico-teóricos articulados a un diseño metodológico acordado en equipo. En estos 17 años hemos desarrollado ininterrumpidamente un seminario-taller de educación artística anual, que desde el 2010 se llama Conversaciones Pedagógicas entre las Artes. Cada miembro del grupo nuevo que se inscribe en el seminario-taller realiza un pequeño proyecto pedagógico con los estudiantes a su cargo, así que estos seminarios se proyectan más allá de nuestro espacio de trabajo, que ha sido en su mayoría en los museos de la ciudad, donde nos han acogido con generosidad. Los y las participantes, maestros y maestras con sus estudiantes, hacen evaluación pedagógica del proceso realizado, teniendo como criterio sus expectativas, cuyos resultados analizamos para diseñar el proyecto del seminario del año siguiente. De cada año, 2 o 3 participantes se inscribieron a la asociación. Empiezan apoyando a un maestro o maestra antiguo en la realización de talleres, para pasar el próximo año a ofrecer su propio taller en las Conversaciones Pedagógicas. Así, sostenemos una especie de escuela permanente de formación y autoformación. Hasta el momento, más de 500 educadores/as han participado directamente en nuestros seminarios y en dos Encuentros de Investigación en Educación Artística. Cerca de 8000 estudiantes han sido beneficiados indirectamente.
Este trabajo anual por proyectos de investigación pedagógica activa y participativa, en los que la metodología misma es herramienta de investigación teórico-práctica, en los que nosotros y nosotras como maestros y maestras reflexionamos críticamente nuestro quehacer, le ha dado a nuestra red alcance nacional —y en menor medida en Latinoamérica— y sostenibilidad afectiva y académica. Este año, liderados por nuestra compañera Gina Velásquez, hemos desarrollado dos seminarios virtuales en los que se explora y comparte cómo se ha abordado la educación artística en el encierro al que ha obligado la covid. Estamos reflexionando sobre la metodología aplicada y también sobre las formas pedagógicas que los participantes del seminario han aplicado en esta contingencia.
Nuestra metodología Crear entre las artes nos invita a trabajar por proyectos que enfrenten los retos artísticos y culturales identificados en los resultados de la sistematización de evaluaciones de la metodología aplicada. Se trata de una pedagogía flexible en evaluación y adaptación permanente, que motiva en la práctica formas de pensar asociadas a la creación artística en conjunción con los contextos particulares, para involucrar activa mente al estudiante al promover su creatividad, imaginación artística y sentido de pertenencia comunitaria, histórica y cultural.
Con base en nuestra experiencia, nos parece que el trabajo en red se visibiliza a través de escenarios de participación, formación, encuentro, construcción colectiva y distintos mecanismos de divulgación, reduciendo la competitividad y fortaleciendo el trabajo en equipo. Esto, zanjando procesos distritales y nacionales que aporten significativamente a la calidad de la educación artística, en los que se instale en principio la pregunta sobre cuál sería una educación artística de calidad para nuestros propios territorios y contextos.
En este tiempo se ha logrado una mayor visibilización de distintas redes que trabajan en la educación artística formal o informal, en gran parte gracias a la tecnología y también a todas aquellas prácticas que han venido subvirtiendo concepciones clásicas sobre el papel que juega el arte en una sociedad. Creemos que es necesario pensar en la formación y roles que cumplen los maestros/as en su quehacer educativo a partir de sus intencionalidades y de la mirada que construyen sobre el arte y su finalidad.
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