@Freire.P #Nética en las redes sociales para la autonomía en la hiperrealidad

Autores/as

DOI:

https://doi.org/10.17227/pys.num55-13105

Palabras clave:

alfabetización, autonomía educativa, educación social, enseñanza multimedia, medios sociales

Resumen

Freire cumpliría cien años y en esta era digital eso se traduciría en un post con el #tbtThrowback Thursday, la tendencia en redes que significa una publicación que induce al recuerdo—. Este artículo de reflexión presenta una mirada sobre cómo se podría traducir la libertad, la opresión, la esperanza y la indignación de Freire en el mundo de la eterna conexión digital. ¿Cómo habría sido la interacción de Freire en este mundo de aplicaciones, algoritmos e influencers? y ¿cómo interactuamos todos en el mundo de las redes sociales? El texto orienta la mirada a las redes como ejemplificación de las sociedades en transición freireanas, sociedades llenas de contradicciones; de las nuevas aristas del analfabetismo, esta vez digital; y, la aun actualizada noción de la educación como escenario estratégico para lo político y lo ético, aun dentro de las redes sociales. Reclama a un Freire influencer que nos enfrente al extrañamiento de los algoritmos.

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Recibido: 19 de diciembre de 2020; Aceptado: 30 de marzo de 2021

Resumen

Freiré cumpliría cien años y en esta era digital eso se traduciría en un post con el #tbt -Throwback Thursday, la tendencia en redes que significa una publicación que induce al recuerdo-. Este artículo de reflexión presenta una mirada sobre cómo se podría traducir la libertad, la opresión, la esperanza y la indignación de Freire en el mundo de la eterna conexión digital. ¿Cómo habría sido la interacción de Freire en este mundo de aplicaciones, algoritmos e influencers? y ¿cómo interactuamos todos en el mundo de las redes sociales? El texto orienta la mirada a las redes como ejemplificación de las sociedades en transición freireanas, sociedades llenas de contradicciones; de las nuevas aristas del analfabetismo, esta vez digital; y, la aun actualizada noción de la educación como escenario estratégico para lo político y lo ético, aun dentro de las redes sociales. Reclama a un Freire influencer que nos enfrente al extrañamiento de los algoritmos.

Palabras clave:

alfabetización, autonomía educativa, educación social, enseñanza multimedia, medios sociales.

Abstract

Freire would be one hundred years old and in this digital age that would translate into a post with the #tbt -Throwback Thursday, the networking trend that signifies a memory-inducing post. This thought-provoking article looks at how Freire's freedom, oppression, hope and indignation could be translated into the world of eternal digital connection. What would Freire's interaction have been like in this world of apps, algorithms, and influencers, and how do we all interact in the world of social media? The text looks at the networks as an exemplification of Freirean societies in transition, societies full of contradictions; of the new edges of illiteracy, this time digital; and the still updated notion of education as a strategic scenario for the political and the ethical, even within social networks. It calls for a Freire influencer who confronts us with the alienation of algorithms.

Keywords:

literacy, educational autonomy, social education, multimedia teaching, social media.

Resumo

Freire teria cem anos de idade e, nesta era digital, isso se traduziria como um post com o #tbt -Throwback Thursday, a tendência em redes que representa um post indutor de memória. Este artigo de reflexão analisa como a liberdade, opressão, esperança e indignação de Freire poderiam ser traduzidas no mundo da eterna ligação digital. Como teria sido a interação de Freire neste mundo de aplicações, algoritmos e influenciadores, e como é que todos nós interagimos no mundo das redes sociais? O texto olha para as redes como um exemplo das sociedades freireanas em transição, sociedades cheias de contradições, dos novos limites do analfabetismo, desta vez digital, e a noção ainda actualizada de educação como cenário estratégico para o político e o ético, mesmo dentro das redes sociais. É preciso um Freire influencer que nos confronte com a alienação dos algoritmos.

Palavras-chave:

alfabetização, autonomia educativa, educação social, ensino multimédia, meios de comunicação social.

Freire: bienvenido a la hiperrealidad

el hombre es un ser de relaciones y no solo de contactos, no solo está en el mundo sino con el mundo.

PAULO FREIRE (1969)

Freire cumpliría cien años. Falleció cuando se levantó la prohibición al uso comercial de Internet y se permitió la integración de redes y proveedores de accesos privados; la Web penetraba al dominio público y se extendía como la nada en La historia interminable de Michael Ende, besando los labios de Jean Baudrillard con la sentencia que repetiría Morfeo en la película Matrix: "Bienvenidos al desierto de la realidad".

Lo Real crece como el desierto. Welcome in the desert of the Real. La ilusión, el sueño, la pasión, la locura, la droga, pero también el artificio, el simulacro: tales eran los predadores naturales de la realidad. Todo esto ha perdido su energía, como si lo hubiese atacado una enfermedad traicionera e incurable. Es preciso encontrar entonces su equivalente artificial, pues de lo contrario la realidad, una vez alcanzada su masa crítica, terminará por autodestruirse espontáneamente, hará implosión por sí sola, ya lo está haciendo, por otra parte, al dar cabida a todas las formas de lo Virtual. (Baudrillard, 2008, p. 21)

Han pasado, desde el fatídico 1997, los años de la digitalización y de la virtualización, décadas que exponencialmente aumentan la velocidad del mundo (Virilio, 1997), y que estimulan con manuales de autoayuda a la tortuga educativa a arrancarse el caparazón,1 acudir diariamente al gimnasio, nurturizarse, hacer su sesión de coaching o mindfulness (Han, 2017), descargarse las nuevas patologías infantiles, implementar los nuevos parches de los antivirus contra divergencias, formatear los contenidos inútiles (Ordine, 2013) y actualizar online las últimas versiones de las aplicaciones didáctico-lúdicas.

Freire no presenciará la expansión vírica del neoliberalismo que sintetiza la obra teatral Lehman Trilogy de Sergio Peris-Mencheta, cuando el responsable de marketing de Lehman Brothers Holdings Inc. sentencia que la nueva versión del capitalismo precisa sumergir los deseos humanos en la ciénaga de los instintos ni el exilio de la racionalidad del reino del consumismo; realización de la profecía de Baudrillard sobre una hiperrealidad que hospeda la banalidad y la indiferencia como virtudes/vicios virtuales o, la confirmación de las intuiciones de Žižek sobre un mundo que transformaría las relaciones sociales en concursos; en procesos adictivos que nos mantienen frente a la pantalla mediante lo lúdico-competitivo, alimentando la dupla miedo-odio mediante el incentivo o amenaza de la exclusión.

Desde otro punto de vista, Matrix también funciona como la 'pantalla que nos separa de lo Real, que hace soportable el 'desierto de lo real'. Sin embargo, no debemos olvidar aquí la ambigüedad radical de lo Real lacaniano: no se trata del referente último que cubrir/embellecer/domesticar con una pantalla de fantasía. Lo Real es también y primariamente la pantalla misma, como obstáculo que distorsiona ya-siempre nuestra percepción del referente, de la realidad que tenernos delante. (Žižek, 2006, p. 186)

¿Quién es Paulo Freire en el mundo poscovid?, en el mundo del scrolling y del TikTok. ¿Es necesario, acaso, abrir un debate?; ¿re-actualizarlo? Porque pensar el presente requiere dialogar sobre y en los espacios digitales que se actualizan cada segundo en nuestros dispositivos electrónicos. Que conversemos sobre y en cómo estos espacios concebidos para una cosa son ahora pantallas de cultura, de vicios y de prácticas sociales que tácita o expresamente han creado condicionamientos y nos empujan a la necesidad de cambiar, pero ¿cambiar qué?

La realidad confinada por la pandemia y la crisis multidimensional sufrida por el aislamiento y la parálisis del modus operandi del sistema mundo occidental dejó en evidencia el poderío y la victoria de los grandes de la tecnología, haciendo imposible negar el protagonismo que tienen los dispositivos y las tecnologías digitales en nuestras vidas. Cada oleada de progreso -antagónico al concepto de desarrollo freiriano-, desde la revolución industrial, pasando por la era del vapor, del acero y del petróleo han traído a la mesa los argumentos de avance y conquista humana, al igual que los argumentos de deshumanización, de precarización y de desigualdad; la actual era de la informática y las telecomunicaciones no será diferente, pero lo que nos concierne en este aporte e inspirados por el pensamiento de Freire -al que festejamos- es: el re-pensamiento y re-significación de las redes sociales en particular y la idea de conexión digital en general, como escenario estratégico para lo educativo, lo político y lo ético.

Su pedagogía crítica y sus ideas de educación para la libertad y la pedagogía de la esperanza se fundan en la naturaleza de la educación como un genuino acto político. En la necesidad del ser humano de participar en la construcción histórica de su época; esta construcción debe contemplar las dinámicas de poder y de dominio, así como el elemento relacional plural, trascendente y temporal que se desprende de la naturaleza humana, siendo el contexto, por lo tanto, el concepto más complejo y al mismo tiempo la unidad conceptual básica dentro del pensamiento freiriano, aplicable y válido en cualquier espacio de convivencia social.

Este contexto de convivencia social, en un primer momento para Freire, se dibuja y se colorea en los límites nacionales donde la historicidad y los elementos culturales condicionan las prácticas generacionales en cada espacio físico. Pero aquí no nos referimos a espacios con fronteras y nos preguntamos ¿cómo abordaría el Freire de La Pedagogía del oprimido la hiperrealidad?

La hiperrealidad: espacio sin cartografía.2 Dimensión programada como una geografía antidialógica que desregula el principio de realidad. Un no-lugar que integra la potencia y el acto aristotélico en el concepto de virtualidad para capturar el imaginario humano en la trampa del simulacro y cumplir la profecía prometeica de una tercera caída del hombre, más allá de Heidegger.

Podemos decir, pues, que el concepto de 'virtual desempeña casi una función de síntesis respecto a las nociones de 'posible', 'potencial' y 'potencia' tal como habían sido definidas por la tradición aristotélica, la cual distinguía claramente la potencia del acto. Y una tendencia análoga a la unificación la expresa con respecto a nociones tradicionalmente contrapuestas, como las de 'posible' y 'real'. Ello ocurre en la medida en que 'virtual' indica sin duda, por ejemplo, el carácter de posibilidad según el cual un posible puede pasar o no a otro, es decir a la realización del hecho, y lo puede hacer porque justamente en él está esa potencia que permite que suceda: una potencia entendida como su carácter específico, como 'virtud' suya propia. Sin embargo, esta síntesis y esta unificación pueden darse porque el término 'virtual' los comprende, y expresa juntas la relación entre posible y real, potencia y acto. (Fabris, 2017, p. 2)

¿Cómo pensar con Freire la implicación extática de lo virtual? El escenario de la inmersión, la inmanencia y la inmediatez donde se deshace el tiempo histórico, el psicológico y el kairós entre los fractales del tiempo real.

El tiempo mismo, el tiempo vivido, ya no tiene tiempo de tener lugar. El tiempo histórico del acontecimiento, el tiempo psicológico del afecto y la pasión, el tiempo subjetivo del juicio y la voluntad, todos son puestos simultáneamente en cuestión por el tiempo virtual, al que se llama, sin eluda con intención burlona, 'tiempo real'. (Baudrillard, 2008, p. 24)

¿Qué vigencia o qué podemos aprender para enfrentarnos a la hiperrealidad que aloja, en su aparente infinitud -maquillada por píxeles-, algoritmos prodigiosos y eficaces para dividir, manipular e invadir culturalmente a unos usuarios que entregamos nuestros datos a cambio de acceso?, ¿entendemos que estos datos servirán para orientar nuestros deseos al alimento de la red?

Freire, antes de pronunciarse, leería con serenidad todos los contratos que firmamos con un clic cada vez que descargamos una aplicación, los descodificaría para intuir lo que sospechamos; que cada día, tras cualquier clic, nos vendemos como metadatos y, seguramente, comprendería que, sin nuestra participación, como le sucede al capitalismo, los algoritmos se atrofian. No somos los usuarios, denunciaría Freire, sino la mercancía, los oprimidos que pasamos de ser mano de obra en la realidad a productos en Internet. Una Internet que, sin embargo, pensaría Freire, podría ser, con base en su virtualidad -donde confluyen el acto y la potencia-, difícil de controlar por los opresores y ser vulnerable al hackeo pedagógico de los temas generadores y la infiltración, entre los códigos de los navegadores y las redes sociales, de lo dialógico y revolucionario.

El verbo griego para leer, traducido literalmente, significaría algo aproximado a 'levantar la vista', o más exactamente 'un darse cuenta mirando hacia arriba', o bien 'reconocer hacia arriba'". Y, como lo ha escrito Peter Handke (1990), leer es "una palabra sin forma de imperativo especial, porque es ya una invitación insistente, un llamamiento. (Skliar en Kohan, 2020, p. 14)

Cómplices con Skliar entendemos el acto de la lectura como un levantar la vista, en nuestro caso, de las pantallas, para contemplar la expansión de Internet más allá de la liquidez de Bauman hacia lo gaseoso.3 Lo virtual rompe las estructuras sólidas o líquidas de la realidad permitiendo que todo lo imaginado o deseado sea programable, es lo que sucede con los datos que entregamos como moneda de cambio para acceder y navegar por la red, los algoritmos los manipulan para promocionar todo lo que anhelamos y más, sumergirlos en el inconsciente de los instintos para convertirnos en los personajes de la Pata de Mono de Jacobs. ¿Cómo serán las ciudadanías virtuales sin relación con el mundo?, ¿qué tipo de relaciones se darán entre las personas digitales? y ¿sin tiempo ni espacio?

"La puesta en práctica del tiempo real para las nuevas tecnologías es, se quiera o no, la puesta en práctica de un tiempo sin relación con el tiempo histórico, es decir, un tiempo mundial" (Virilio, 1997, p.15). En este sentido Freire advierte la importancia de la toma de conciencia de la dimensionalidad del tiempo, de la historicidad propia, escapando de la unidimensionalidad que le permite a la persona emerger e impregnar sus relaciones con el mundo de un sentido consecuente, no pasivo, que le permite interferir

heredando de la experiencia adquirida, creando y recreando, integrándose a las condiciones de su contexto, respondiendo a sus desafíos, objetivándose a sí mismo, discerniendo, trascendiendo [...] a un dominio que le es exclusivo, el de la historia y de la cultura. (Kahler en Freire, 1969, p. 12)

Y es una advertencia debido a que el tiempo en su dinamismo arrastra y es capaz de engañar razones, y lo que vemos en la actualidad es un mundo donde las corporaciones han logrado acumular un poder que compite con el de los estados soberanos, las dinámicas de trabajo son precarias y volátiles y las planificaciones futuras amarradas a la impredecibilidad.

Final de la ilusión salvaje del pensamiento, de la actuación, de la pasión, final de la ilusión del mundo..., de lo verdadero y de lo falso...: todo eso queda volatilizado en la telerrealidad, en el tiempo real, en las tecnologías sofisticadas que nos inician en los modelos, en lo virtual, en lo contrario de la ilusión - en la desilusión total (Baudrillard, 1996, p. 52)

Ante esto y con la innegable conquista digital mutaron las mentalidades y las costumbres, volviéndose todo ágil, etéreo e instantáneo, bajo la promoción constante que todo debe ser diversión y facilidad en la punta de los dedos -se sustituyen las C's de calidad o compromiso por celeridad y comodidad-.4Tanto las nuevas generaciones, nativos digitales, como aquellos que se han visto en la necesidad de re-pensar el mundo no logran concebir la vida sin teléfonos móviles, aplicaciones, redes sociales y conexión perpetua. Y ahora, formas de utilización del tiempo, de planificación del ocio, de compartir opiniones o de crear opiniones, de gestionar negocios, de escribir; nuevos agentes y modos de influencia que traspasan vallas de autopista y cortes comerciales, generadores de aspiraciones de futuro, profesiones del futuro. Nuevos amigos de Internet, enamorados, maneras de aprender y de enseñar. Ahora, un mundo creciente en novedades y en fuerzas.

Paralelamente, los mitos de criaturas acechantes empezaron a tomar similitud con el salto de las alarmas que resuenan ya desde hace tiempo y que traían advertencias desde diferentes campos, incluso desde las cabezas de las corporaciones que colaboraron en la creación de este mundo dando un mensaje claro: Internet y la conectividad ya no son para lo que fueron imaginadas, han mutado. El Covid-19, sin embargo, no fue planificado, ni auspiciado, ni advertido y, aunque retrasó todo lo demás, aupó esta nueva relación entre mundo-físico y mundo-digital.

¿Supervivencia digital?

La adaptación, acomodamiento o ajuste, es un comportamiento propio de la esfera de los contactos, síntoma de su deshumanización.

PAULO FREIRÉ (1969)

Ya han pasado tres décadas desde que la World Wide Web -nuestro aliado www.- se hizo accesible al gran público. Tim Berners-Lee, el llamado padre de la web, dijo en su momento que este proyecto serviría a todos "para vincular y acceder a información de diversos tipos como una red de nodos en los que el usuario puede navegar a voluntad"; para democratizar Internet, liberarlo. Es curioso, sin embargo, que toda esta terminología relacionada a la libertad, al libre uso, la libre voluntad, la apertura, lo abierto, pueda ponerse en duda si la vemos desde las lentes freireanas en relación con los tipos de sociedad.

Las sociedades, espacio de agrupaciones complejas de personas,5 de producción de cultura y diversidad en esas formas de cultura; de interacción entre sujetos, formas de organización, creación de identidades individuales y colectivas, desarrollo de actividades económicas, políticas, de activismo, entretenimiento y también manifestaciones criminales;6 utilización de símbolos, uso de la lengua y de canales de comunicación diversos. Ahora, los 4570 millones de internautas activos en la www y a los 3000 millones de usuarios en redes sociales para el 2020 son un indicador que las aplicaciones, las redes sociales, estas herramientas han traspasado el sentido utilitario para el que fueron concebidas, donde no solo concurren una gran cantidad de personas, sino también se ha generado una conciencia colectiva y un desarrollo de los demás indicadores sociales. El término de sociedad digital ya es de uso común, sobre todo para justificar y legitimar campañas de marketing de industrias de telecomunicaciones y darles nombre a los usos de la tecnología por todos, pero ¿podríamos hablar de una sociedad en las redes sociales?

Para Freire, la dominación que ejerce una clase sobre otra ha creado una dinámica donde los individuos pierden parte de su esencia ante la opresión, y esto lo explica al diferenciar tres tipos de sociedades, la sociedad cerrada, la abierta y la transitoria. Mientras en la sociedad cerrada las élites se sitúan sobre el pueblo objetivándole y arrebatándole su sentido como sujeto, eliminando la posibilidad de la conformación del pueblo, apostando por el mantenimiento de las masas y limitándoles a cubrir necesidades de la vitalidad biológica, a sobrevivir; las sociedades abiertas, las realmente democráticas, libres, son las dispuestas al cambio impulsadas por una conciencia crítica construida individual y colectivamente que posibilita la habilidad creadora que no le teme a lo nuevo y que humaniza.

¿La sociedad en transición? Para Freire era su Brasil, un tono de gris dentro del blanco y el negro, un bemol musical, diferenciado pero muy sutil. Un ambiente especial, ni muy abierto ni muy cerrado, que es democrático, pero no tanto, aun sumiso bajo el dominio de la élite, del consumo, acrítico, pero, y aquí la sutileza, que vaciaba de significado ciertos patrones y se construía en una insatisfacción hacia una época que buscaba el inicio de otra.

En la 'sociedad cerrada', temas como democracia, participación popular, libertad, propiedad, autoridad, educación y muchos otros, de los cuales surgían tareas específicas, tenían una tónica y una significación que ya no satisfacía a la sociedad en tránsito. Nuestra preocupación, difícil por otra parte, era la captación de nuevos deseos, la visión nueva de nuevo temas que, consustanciándose, nos llevaría a una 'sociedad abierta', pero que distorsionándose podrían llevarnos a una sociedad de masas en el que el hombre estaría acomodado y domesticado, dejando de lado su espíritu crítico. (Freire, 1969, p. 15)

Esta es la realidad de las redes sociales, la de la sociedad en transición, que aun encontrándose inmersa en una dinámica de sumisión ante el dominio de la élite, ya no es completamente acrítica con respecto a la situación en la que está sumergida, ya no desea mantener una actitud pasiva ante ella, ya no sobrevive.

Este dominio brota con la "publicidad organizada", y su nueva asociada que es la "opción programada", donde la decisión pierde posibles elecciones ya que todo es pre-pensado y encorsetado en un timing y un algoritmo, convirtiendo la singularidad y subjetividad en objeto cosificado (Freire, 1975). Freire advierte que lo humano peligra en equipararse a la mercancía disfrazada de iniciativa y optimismo que asimila el proyecto de adaptación. Tal como expresa Niño:

bajo la pasividad y el confort de una cultura del negocio, del espectáculo y de un creciente 'capitalismo académico', la desintegración entre el trabajo y el pensar, que hace que el ser humano se adapte a los propósitos de la libertad de mercado y adopte un yo que no le pertenece, bajo el supuesto de una pseudolibertad de poder elegir un objeto y adaptarse a los fines de un discurso muchas veces autoritario. (Niño, 2019, p. 137)

Las mega-computadoras diseñan avatares de cada uno de nosotros, los usuarios, perfeccionando una réplica digital según lo que vemos y lo que no vemos, cuáles son nuestras búsquedas y cuánto tiempo nos detenemos en cada post, leyendo cada caption, mejorando sus predicciones sobre que haremos a continuación. Acertando o fallando, siempre hay una mejora y una reactualización del software sin que se necesite respetar una jornada de trabajo o de la fiscalización humana para su funcionamiento.

Sin embargo, este dominio en redes nace además de otra fuente, la de las representaciones colectivas de Durkheim o de las sociedades de imitación de Tarde, el de la influencia de los influencers.

Por lo demás, la conformidad de fines y de creencias de que se trata, esta semejanza mental que se encuentra en decenas y centenares de millones de hombres no ha nacido exabrupto; ¿cómo se ha producido? Lentamente, de capa en capa, por medio de la imitación. (Tarde, 2011, p. 85)

Y añade Freire, citando a Erich Fromm, en relación con las tragedias del hombre moderno:

Si supiera lo que quiere, piensa y siente. Pero no lo sabe. Se ajusta al mandato de las autoridades anónimas y adopta un yo que no le pertenece... A pesar de su disfraz de iniciativa y optimismo, el hombre moderno está oprimido por un profundo sentimiento de impotencia que lo mantienen como paralizado. (Fromm en Freire, 1969, p. 6)

La influencia en las redes se encuentra entretejida al sentimiento de idealidad, a la creación de modelos de vida, de formas de ver el mundo en un formato de filtros superpuestos y colores específicamente escogidos según las lógicas de la psicología de mercado. Vemos cambios constantes en las interfaces de todas estas aplicaciones, cambiando logotipos y fuentes, agregando miríadas de opciones de personalización o más utilidades, como una manera de multiplicar las novedades y obligar a nuestros procesos cerebrales a mantenerse en un modo de aprendizaje y atención constante.

Los influencers (instagramers,youtubers, twitteros...) se alzan como la nueva herramienta de marketing, sin embargo, esta influencia sobrepasa el mercado de masas y alcanza incluso las representaciones de viejas y nuevas identidades; identidades digitales.7 Como en el dilema filosófico de quién vino primero, si el pollo o la gallina, nos preguntamos si fue esta arista de la personalidad o el espacio lo que ha generado este cambio generacional. Bauman además de liquidez hablaba del síndrome de la impaciencia, donde a partes iguales están las ganas de experimentar, sin compromiso, todas las posibilidades de la vida y la redefinición del consumismo que se caracteriza no por la acumulación sino por el breve goce de lo acumulable.

¿Nos hemos acomodado a la dinámica de las redes?, ¿debemos integrarnos a las mismas? Al final estamos en un momento de transición donde los opuestos y las contradicciones se abrazan; Freire nos perdería el guiño de las denominaciones, del uso del lenguaje y entendería que, aunque se ven construcciones conceptuales que en otros ámbitos nos esforzamos por evitar: seguidor, etiqueta, moda, marketing, también se habla de red, conexión, comunidad, credibilidad, interacción, creación de contenido, trabajo autónomo.

Insistiremos en la integración y no en el acomodamiento, como actividad de la órbita puramente humana. La integración resulta de la capacidad de ajustarse a la realidad más la de transformarla, que se une a la capacidad de optar, cuya nota fundamental es la crítica. En la medida en que el hombre pierde la capacidad de adoptar y se somete a prescripciones ajenas que lo minimizan, sus decisiones ya no son propias, porque resultan de mandatos extraños, ya no se integra. se acomoda, se ajusta. El hombre integrado es el hombre sujeto. La adaptación es así un concepto pasivo, la integración o comunión es un concepto activo. este aspecto pasivo se revela en el hecho de que el hombre no es capaz de alterar la realidad; por el contrario, se altera a sí mismo para adaptarse. La adaptación posibilita apenas una débil acción defensiva para defenderse, lo más que hace es adaptarse. De ahí que al hombre indócil, con ánimo revolucionario, se le llame subversivo, inadaptado. (Freire, 1969, p. 31)

Conciencia crítica que arraiga al momento histórico, que permite crear cultura, que humaniza, que libera. Y como otro guiño a Freire, el primer reto vuelve a ser superar el analfabetismo, esta vez, digital.

El analfabetismo de la inmensa mayoría de los usuarios respecto de los códigos, programas y aplicaciones que rigen sus vidas: la forma en que la enciclopedia universal diversa y 'gratuita' que iba a permitirnos aprehender el mundo entero y convertirlo en un lugar mejor, nos hizo adictos a su 'juego'[...] para terminar sabiendo todo de nosotros, explotarnos y 'monetizarnos', es decir, generar plusvalía con el control de nuestros datos. Producimos hasta en nuestros momentos de ocio, y pronto, tal vez, en nuestros sueños. (Stancanelli, 2020, p. 6)

Entender cómo, por qué, cuándo y para qué funcionan todos estos acentos de esta hiperrealidad, que hoy es una y mañana será otra. ¿Cuál es el peligro? que en ese proceso de integración ahondemos en la adición que ya genera el scrollear y ver lo perfecto o lo idealmente imperfecto y auténtico; o que nos descubramos en cualquiera de los capítulos distópicos de Black Mirror,8 donde nos integren pequeñas pantallas en las retinas y nos implanten en los brazos dispositivos móviles que nos permitan ranquear9 a nuestro Uber, el Airbnb y al que nos sirve el cortado por la mañana vestido espléndidamente de colores pasteles y sonriéndonos a la espera de que le pidamos un selfie.

Freire a través de las pantallas

Soluciones con el pueblo y nunca sobre o simplemente para él.

PAULO FREIRÉ (1969)

¿Qué tipo de gobierno rige la nación Facebook?, ¿una democracia?, ¿una oligarquía?, ¿una república?, ¿una tiranía?, ¿una aristocracia?, ¿somos conscientes de cómo y quién ejerce el poder en la nación de Zuckerberg donde conviven e interactúan dos mil quinientos millones de ciberciudadanos, sin mentar los mil millones del país vecino; Instagram o, los dos mil millones de habitantes de la patria WhatsApp?

Freire frente a la pantalla: ¿Cómo actuaría?, ¿qué pensaría?, ¿sospecharía de las redes sociales como anti-dialógicas?, ¿detectaría los mecanismos de conquista, manipulación, división e invasión cultural?, ¿imaginaría los lenguajes de programación capaces de favorecer la síntesis cultural?, ¿sería capaz de trasladar su idea del hombre en relación con los hombres confinados? y, ¿la relación del hombre con el mundo en la hiperrealidad?, ¿imaginaría al hombre histórico en lo virtual del tiempo real baudraliano?, ¿qué tipo de alfabetización precisamos para dejar de ser usuarios o productos?, ¿apostaría por el ser sujeto digital?, ¿qué papel tendrá la lecto-escritura en la era video-esférica? y ¿cómo sería ese estar con el pueblo y quién es el pueblo de Facebook?

Las redes sociales, tácticamente entendidas como naciones, no podrían ser una monarquía o eso supondría aceptar que Mark Elliot Zuckerberg es la persona más noble y virtuosa, tampoco encaja la aristocracia ya que implicaría asumir los mismos atributos para Goldman Sachs10 o para Bono, no discutiremos su aportación al mundo de la música, pero, dista de ser, en el sentido freiriano o aristotélico, el mejor de todos. ¿Una república? Aquel gobierno que imaginó el filósofo estagirita como mezcla de dos formas impuras, la oligarquía y la democracia. ¿El gobierno de los ricos y de los pobres?, ¿existen pobres en Facebook? y ¿oprimidos? Calculando el porcentaje de participación de los propietarios de las grandes redes sociales y los beneficios -por encima de los diez ceros anuales- nos resulta que son muy ricos y eso nos aproxima a una oligarquía. Descartamos la democracia y, sin embargo, en frecuentes encuestas realizadas al alumnado universitario, resulta la opción preferida, ¿por qué pensamos que las redes sociales son democráticas? La praxis freireanas nos señala que tal vez, deberíamos comenzar por decodificar los mitos de nuestra sociedad virtual en transición: la hiperrealidad.

Para que en las redes sociales se diese aquello del gobierno del pueblo, Freire viajaría al origen, sería radical -en el sentido de ir a las raíces- y, tal vez, encontraría aquel momento en que el tirano Pisístrato -actuando como líder revolucionario- haría algo inédito, apostar por el pueblo. Al favorecer la apropiación del trabajo a los agricultores y artesanos, se agrietan las páginas de la historia de los héroes y por ella penetra el pueblo firmando y decorando las vasijas que contienen el aceite de oliva, el pueblo siente la dignidad de su trabajo y como con su trabajo participa en el desarrollo de la polis. La transformación de una sociedad cerrada -amurallada- a una sociedad en transición comercial -abierta al Mediterráneo- coincide con el mirar del pueblo hacia el espacio vacío y común que habita entre sus hogares, el solar donde dibujarán los planos de los ayuntamientos, el lugar donde se participa de lo común -koinón-.11¿Existe ese espacio, esas dignidades y esas voluntades en las redes sociales?

Para pasar de la conciencia ingenua y taumatúrgica -propia de esta nuestra llegada a la hiperrealidad- a la conciencia crítica se precisan hábitos de participación e injerencia (Freire, 1994), lo que nos conduce a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra actividad en las redes sociales. Somos invitados gratuitamente a entrar en las redes, a crear nuestro perfil y a interactuar a nuestro antojo. ¿Qué damos a cambio?, ¿en qué niveles de decisión intervenimos? y ¿quién se beneficia?

Retomamos, como conciencias ingenuas, la confianza de nuestro alumnado sobre las redes sociales como democracias virtuales para identificar los mitos que surgen en estas sociedades en transición online (Freire, 1969):

  1. Las redes sociales nos solicitan datos personales, ¿para qué?

  2. Las redes sociales nos permiten participar a nivel de interfaz, no en las decisiones, ni en los algoritmos y aún menos en los beneficios

  3. Las redes sociales no son inter-activas -presupuesto de la verdadera libertad de elección-, son para-activas: elegimos entre las opciones que nos ofrecen

  4. ¿Las redes sociales favorecen el diálogo? La velocidad de la información, el funcionamiento de los algoritmos que nos seleccionan las publicaciones en nuestro muro, la reducción de la comunicación a emoticonos, el predominio de la imagen frente a la palabra favorece la pasividad, el mutismo y la acomodación.

  5. ¿Podemos expresarnos con libertad en las redes? Los algoritmos que gestionan nuestra participación en grados de visibilización, aplican una censura programada optimizada matemáticamente.

  6. Las redes sociales manipulan y ejercen procesos de invasión cultural a través de estrategias como los trending topics, que descontextualizan u ocultan los temas generadores

  7. La viralización y los memes pueden instrumen-talizarse como tácticas de las redes sociales para transformar las conciencias ingenuas en conciencia de masas

  8. Las redes sociales convierten al hombre deshumanizado por el neoliberalismo en producto de estas. Las redes nos venden a las empresas que nos venden, a su vez, sus productos

  9. Las redes sociales no son hiperespacios para la racionalidad sino para la emocionalidad. De ahí la expansión estructural de las fake news

  10. Las redes sociales como sociedades en transición corren el peligro de la masificación si no logramos pasar de la conciencia ingenua a la crítica.12

La praxis freireanas tiene su actualización en el hackeo, en la importancia de conocer los códigos y los lenguajes de programación para atravesar los interfaces y contemplar la hiperrealidad como Freire entendía que debíamos desentrañar la realidad. El hackeo como praxis -entre el activismo y el verbalismo- implica la integración del liderazgo revolucionario en la conciencia de los influencers, la desencriptación de la propaganda pixelada o generando espacios de comunicación frente a la masificación de los comunicados.

Freire contemplaría las redes sociales como lo hizo con las sociedades en transición, como una oportunidad de democratización cultural bajo la amenaza de las tácticas antidialógicas de quienes nos oprimen. La alfabetización para la concienciación partiría de la propia experiencia de los usuarios y usuarias de las redes sociales, ¿qué nos preocupa? y, ¿cuáles son las razones por las que pasamos tanto tiempo frente a las pantallas? Las redes sociales satisfacen el deseo de relacionarnos y, sin embargo, la naturaleza de esas relaciones no se funda ni en lo ético ni en lo político, ¿por qué?

El paso que advierte Sami Nair de la era grafo-esférica a la video-esférica nos exige un trabajo educativo de decodificación de los lenguajes audiovisuales de la misma manera que Freire propone en el anexo de La educación como práctica de la libertad con las diecisiete palabras generadoras. El lenguaje audiovisual impacta en lo emocional, dificulta la labor de pensar o reflexionar por su velocidad y por el déficit de palabras, complejiza la apropiación de las palabras, de las nuestras, los más de veinte fotogramas por segundo superan las ciento sesenta palabras que leemos por minuto. Si todo el programa de alfabetización exigía un análisis de cada sustantivo, contextualizarlo, re-leerlo, dialogar con la experiencia y escribirlo para transformar nuestra mirada hacia y con el mundo, la decodificación de la imagen precisa de algo que no se puede dar al ritmo en el que se suceden las publicaciones en la hiperrealidad. Necesita del acto de educar y de la presencia de la escuela en las redes sociales.

La escuela que confiase en Freire o en la que Freire confiaría tendría que dirigir su liderazgo revolucionario hacia la hiperrealidad, donde las nuevas generaciones pasan más tiempo que en las aulas o con sus familias. ¡Que nuevas generaciones!, donde cada vez, todos y todas, invertimos mayor tiempo. Una escuela o una educación que deberían analizar dialógicamente lo que sucede con los datos que entregamos en Internet para que pudiésemos preservar nuestra intimidad y dificultar los procesos de deshumanización que nos digitalizan como productos.

La educación para la autonomía implica que tomemos conciencia de nuestro status quo como producto y seguidamente, dotarnos de las herramientas para proteger nuestra huella digital, evitar el rastreo continuo de nuestra IP, leer y pensar antes de hacer clic, aprender a buscar información más allá de los navegadores, programar mediante código libre y bueno, apropiarnos de los códigos como de las palabras, saber aquello que solo conocen los hackers.13 Si Freire comprendió que ser analfabeto significaba no saber leer y escribir en la era grafo-esférica, en la hiperrealidad el analfabeto es quien no entiende los lenguajes de programación y tampoco sabe programar. El trabajo desarrollado por Freire respecto a las imágenes, a la televisión y los productos audiovisuales nos inspira a imaginar el acto educativo como un trabajo dialógico en torno al funcionamiento de los trending topics en dos sentidos:

  1. La contextualización de la información viralizada; y

  2. La viralización de los temas generadores dentro de las redes

La colaboración y la organización que precisan la síntesis cultural funcionan como antivirus y virus frente a la propaganda y la actitud antidialógica de la hiperrealidad. La acción defensiva implica educar para rastrear la información y localizar las fuentes, profundizar y visibilizar la biografía de quienes publican para la comprensión de sus intenciones o vincular otras fuentes que favorezcan lo dialógico frente al poder emocional de las fake news. La ofensiva supone romper con las tácticas propagandísticas de los trending topics y viralizar los temas generadores; en este sentido precisamos aproximar el poder de las palabras, del grafo, a la efectividad de las imágenes y los emoticonos. Desde la organización y la cooperación transformar los discursos problematizadores en torno a los temas generadores dentro del formato de las redes sociales, dosificarlos, abrirlos a los hilos de los muros, programarlos temporalmente para ralentizar la velocidad del streaming y recuperar la historicidad secuestrada por el perpetuo presente de la hiperrealidad.

Si las redes sociales o la gestión de estas inducen a una suerte de juegos del hambre por los followers o los patrocinadores, Freire insistiría en la necesidad una ética de las redes sociales, una nética.14 La naturaleza política de la educación se instala en Internet como la posibilidad de penetrar en un escenario sin cartografía donde se amplifican y simplifican las ideologías y se etiqueta de democracia lo que, ya a estas alturas del discurso, intuimos como una oligarquía.

Si entendemos la política como cada decisión tomada que afecta a los demás y la ética como nuestra capacidad de imaginar los efectos de cada acto en el otro o en la otra, una nética nos comprometería a participar en las redes sociales de forma inter-activa, no para-activa.

Estaríamos humanizando lo virtual al dotar al producto, antes objeto, de su condición de sujeto. Lo que implica dejar de regalar likes o corazones, leer y decodificar lo que los demás publican y responder como si estuvieran presentes. Exige, entonces, tomarse un tiempo frente a las pantallas como si se tratase de la vida misma -activar los códigos comunicativos del kairós como un virus que ataca los códigos del krónos-. Relacionarnos con las otras identidades virtuales como lo que son, personas a través de una pantalla.15

La nética en lo virtual supone una relación dialó-gica de autenticidad entre sujetos que reconocen en el icono del otro o de la otra, la alteridad necesaria para poder democratizar las redes sociales y, por ende, nuestras sociedades en tránsito a lo poshumano. Sería o eso imaginamos, la digitalización de las primeras palabras de Freire en La Pedagogía de la Autonomía:

Educadores y educandos no podemos, en verdad, escapar a la rigurosidad ética. Pero, es preciso dejar claro que la ética de que hablo no es la ética menor, restrictiva, del mercado, que se inclina obediente a los intereses del lucro. En el nivel internacional comienza a aparecer una tendencia a aceptar los reflejos cruciales del 'nuevo orden mundial' como naturales e inevitables. En un encuentro internacional de ONG, uno de los expositores afirmó estar escuchando con cierta frecuencia en países del Primer Mundo la idea de que criaturas del Tercer Mundo, acometidas por enfermedades como diarrea aguda, no deberían ser asistidas, pues ese recurso solo prolongaría una vida ya destinada a la miseria y al sufrimiento. No hablo, obviamente, de esta ética. Hablo, por el contrario, de la ética universal del ser humano. De la ética que condena el cinismo del discurso arriba citado, que condena la explotación de la fuerza de trabajo del ser humano, que condena acusar por oír decir, afirmar que alguien dijo A sabiendo que dijo B, falsear la verdad, engañar al incauto, golpear al débil y al indefenso, sepultar el sueño y la utopía, prometer sabiendo que no se cumplirá la promesa, testimoniar mentirosamente, hablar mal de los otros por el gusto de hablar mal. La ética de que hablo es la que se sabe traicionada y negada en los comportamientos groseramente inmorales como en la perversión hipócrita de la pureza en puritanismo. La ética de que hablo es la que se sabe afrontada en la manifestación discriminatoria de raza, género, clase. Es por esta ética inseparable de la práctica educativa, no importa si trabajamos con niños, jóvenes o adultos, por la que debemos luchar. Y la mejor manera de luchar por ella es vivirla en nuestra práctica, testimoniarla, con energía, a los educandos en nuestras relaciones con ellos. (Freire, 1997, p. 9)

Una esperanza real e hiperabierta

no podrá hacerse ni mediante el engaño, ni mediante el miedo, ni mediante la fuerza,

sino con una educación, habría de ser valiente ofreciendo al pueblo la reflexión sobre sí mismo, sobre su tiempo, sobre sus responsabilidades, sobre su papel en la nueva cultura de la época de transición.

PAULO FREIRE (1969)

Tal vez habría que detenerse un instante y cuestionar el sentido o sinsentido de lo que acontece. Quizás sea urgente regresar al sujeto que crea su propio tiempo a través de entramarse en una historia como proyecto de vida. Re-significar el espacio-tiempo de la vida en el mundo más allá de la panóptica y las identidades espejo medidas en likes. La historización habrá de resurgir a partir de un sujeto contextualizado, de la recreación de un ser en un estar. Porque, hasta que el sujeto no decide escribir, interpretar, manifestar, no produce historia que lo entrama en una existencia, en un suelo y con un pensamiento propio.

El criterio debe permanecer encendido y auparse por corrientes de responsabilidad, porque el valor de las redes sociales, ese ideario original de conexión y reconexión que en su momento pensaron los padres del Internet se mantiene, y el despertar de la generación de usuarios también. La solución no es la desconexión, que es la decisión de no pertenecer, de envolverse en la pasividad digital, de omitir estar por ver solo esa oscuridad que tanto se esfuerzan en no mostrarnos con los re-diseños modernos, sino entender a qué nos conectamos, qué leemos, qué seguimos, a quién le aportamos con nuestros likes entendiendo que nos están monetizando a cada momento.

La potencialidad pedagógica es innegable y las formas alternativas de usar las redes ya se observan, canales, perfiles, creadores de contenido crean comunidades horizontales de aportes y de preguntas, redefiniendo el alcance de todos y todas aquellas formas de ver, de pensar, de disfrutar, de trabajar por el mundo que necesitamos re-existan. Una re-existencia que re-actúa (Porto-Gonçalves, 2006) y se re-valoriza. Fortalecer nuestras identidades digitales, sin embargo, es el reto que tenemos por delante, para llenarla de significados que estén en sintonía con quién somos, no cayendo en la falsa participación en redes, o antagonizando aquello que sucede en el mundo material.

Si la democracia real se intuye como un simulacro, la democracia digital es el simulacro del simulacro. La apariencia democrática de las redes sociales es producto de la inteligencia artificial que almacena todas las publicaciones que efectuamos, las ordena por categorías y actúa sobre ellas, amplificando el efecto de las convenientes e invisibilizando aquellas que suponen una amenaza. La pedagogía de la autonomía nos sugiere imaginar una educación para la participación en las redes sociales fundada en la colaboración y la organización para generar en las mismas la síntesis cultural.

Para que las redes sociales sean democracias virtuales, se precisa un liderazgo revolucionario online que conecte la escuela y el acto educativo con la hiperrealidad, romper con la dicotomía entre ambos que permite no solo el diluirse de lo ético y de la solidaridad en nuestro mundo sino introducir el virus de la nética para nuestra integración -en el sentido freiriano-, en las redes sociales como sujetos práxicos y responsables. Capaces de ir más allá de las opciones ofrecidas y tomar decisiones más allá de los emoticonos.

Necesitamos, no solo tomar conciencia de que las redes sociales nos acomodan como productos -muy lejos de imaginarnos ciudadanía-, además, comprender que la información que entregamos alimenta algoritmos y redes neuronales que realizan ingentes operaciones para llevar los deseos e intereses al nivel de los instintos, borrar todo rastro de racionalidad en nuestras decisiones y conducirnos, a través de la emocionalidad, a la adicción que nutre la sociedad de consumo.

Hoy más que nunca urge reclamar con Freire la interpretación como posibilidad de anclaje a la tierra desde singularidades pluralizadas, enfrentando el arrastre programado de subir las vidas a una nube para provocar el total extrañamiento del mundo. Será desde esa resistencia donde se abra la posibilidad de emerger como sujetos dentro de una trama social y comunitaria, volver a la producción de sentido desde el nosotros.

Referencias

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  2. Baudrillard, J. (2008). Pacto de lucidez o la inteligencia del mal. Amorrortu.
  3. Bauman, Z. (2013). Sobre la educación en un mundo líquido. Conversaciones con Riccardo Mazzeo. Editorial Planeta, S.A.
  4. Fabris, A. (2017). Ética de las relaciones virtuales. Diálogo Filosófico, 33(97), 37-50.
  5. Freire, P. (1969). La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI.
  6. Freire, P. (1975). La pedagogía del oprimido. Siglo XXI.
  7. Freire, P. (1994). Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI. Editores S.A.
  8. Freire, P. (1997). Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. Siglo XXI.
  9. Han, B. (2017). La sociedad del cansancio. Herder Editorial, S.L.
  10. Kohan, W. (2020). Freire más que nunca. Una bibliografía filosófica. Clacso.
  11. Niño, Y. (2019). Problematizar lo humano en educación. La dimensión política y el concepto de pensamiento crítico en la pedagogía de Freire y Giroux. Pedagogía y Saberes, 51, 133-144.
  12. Ordine, N. (2013). La utilidad de lo inútil. Manifiesto. El Acantilado.
  13. Porto-Gonçalves, C. (2006). A reinvenção dos Territórios: a experiencia latino-americana e caribenha. En A.E. Ceceña. Los desafíos de las emancipaciones en un contexto militarizado (pp. 151-197). Clacso, 165.
  14. Stancanelli, P. (2020). El Atlas de la revolución digital. Clave Intelectual, S.L.
  15. Tarde, G. (2011) Las leyes de la imitación y Sociología. Centro de Investigaciones Sociológicas.
  16. Virilio, P. (1997). El cibermundo, la política de lo peor. Entrevista de Philippe Petit. Ediciones Cátedra S.L.
  17. Žižek, S. (2006). Lacrimae rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio. Random House Mondadori S.L.
. Permítanos la metáfora del caparazón para referirnos a la Paideia; al poso o a las raíces que unieron a la ética y a la política en la pedagogía, como un arte o artesanía para vincular y generar el sentimiento de pertenencia de la ciudadanía hacia lo común, pedagogía que viajará desde esa Paideia a la Metanoia cristiana para transitar desde el humanismo renacentista al enciclopedismo ilustrado o al naturalismo romántico, arribar en Freire en la pedagogía libertaria y, con cierta resignación, perder su caparazón en la era gaseosa y video-esférica del pacto tecno-científico.
Baudrillard, mediante su mirada semiológica de la realidad, desde su teoría del consumo hasta su análisis de los simulacros y de la hiperrealidad, concluye que esta nueva geografia está poblada por proyecciones humanas fundadas en la banalidad y la indiferencia. Este nuevo escenario, desde la mirada del filósofo francés, diseñado por dédalos anónimos, sin la participación de lo político y lo ético, merece reflexionar sobre cómo son y serán las condiciones de vida de sus in-habitantes. La cuestión que preocupa y que necesitamos repensar, ante la cantidad de reflexiones sobre el éxodo de lo real a lo virtual, es si podemos esbozar una cartografía de Internet y estudiar qué reglas, valores, restricciones, procedimientos, sanciones, protocolos, la conforman.
Sin embargo, Freire lo intuyó, lo vio venir, nuestro presente. En la Pedagogía del oprimido, Capítulo IV, dialoga sobre las maneras de de-codificar la imagen que sospecha pronto aliada del pacto tecno-científico, del cuadro a la fotografía y de ella al fotograma para ser pixel, Freire nos alerta del advenimiento de la era video-esférica; se despide de la edad del grafo, de la palabra y, como empieza este párrafo, sin embargo, asume el nuevo contexto como un nuevo escenario gaseoso, más allá de la liquidez de Bauman (2013).
El ocio es la zanahoria. Lo advertido en la sociedad del espectáculo deboriana se consolidó en Ready Player One, las posibilidades ilimitadas del ocio se viralizaron sobre los valores postindustriales de Easton, como si de una muestra gratuita se tratara, una versión beta, de prueba que, una vez logró la adicción de nosotros, los jugadores o usuarios, pasó a las versiones Premium y a los plazos. La fobia por perderlo ha sido la versión 3.0 del miedo virtual.
Para Durkheim (La división del trabajo social, 1893 y Las reglas del método sociológico, 1895) los hechos sociales o representaciones colectivas —costumbres, moral, religión—, son imposiciones coercitivas a la conciencia humana por parte del medio social. La sociedad estará caracterizada especialmente por la densidad de la población, el desarrollo de las vías de comunicación y la conciencia colectiva asentada sobre la división del trabajo, o sea, la comunidad de las clases en el proceso de obtención de medios de subsistencia.
Los ataques informáticos existen desde finales de los años 1980 y desde entonces se han asociado numerosos conceptos paraguas a la ciberseguridad: "hacker", "virus", "Deep Web" "ciberterrorismo". Vulneración y destrucción de sistemas informáticos, realización de fraudes, clonación de tarjetas, robo de datos. De ahí los "ransomware", los "phishing", "gusanos" "troyanos", infectan equipos en miles de millones. Con base en esto los mecanismos de ciberseguridad aumentan, pautando, controlando y fortaleciendo los términos de uso.
Es característico de las redes sociales la creación de perfiles visibles que construyen una identidad, exhibición pública de amigos o conexiones, y a su vez la posibilidad de recorrer su lista de contactos para aumentar el prestigio según número de amigos o seguidores (follow for follow: #f4f), posibilidad de crear comunidades de interés o aprendizaje, el compartir información con espacios para el diseño gráfico de las mismas.
“Nosedive” en España: “Caída en picado” (21 de octubre, 2016. Netflix), es el primer episodio de la tercera temporada de la serie de ciencia ficción distópica británica Black Mirror. Creado por Charlie Brooker y dirigido por Joe Wright. El episodio transcurre en un mundo en el que las personas pueden calificar y ser calificadas por puntuaciones de una a cinco estrellas en cada interacción social que realicen, y cuenta la historia de Lacie (Bryce Dallas Howard), una joven obsesionada por sus calificaciones.
"Situarse(se) en una tabla o escalafón" o "clasificarse". En América se documentan "ranquear" y "rankear", por influencia del inglés.
Aristóteles, como buen griego, no vería como virtuosos a quienes ocultaron el déficit del gobierno conservador de Karamanlis y provocaron la crisis de la deuda soberana de su patria.
Según Aristóteles, cuando los ciudadanos deliberan en común para determinar que conviene a la ciudad y que es justo hacer. Vivir juntos no significa pacer juntos, tampoco es ponerlo todo en común, más bien poner en común palabras y pensamientos, es producir, mediante la liberación y la legislación, costumbres semejantes y reglas de vida que se aplican a todos aquellos que persiguen lo mismo. Hacer de la práctica de la puesta en común la condición misma de todo lo común, en sus dimensiones afectivas y normativas.
Como si se tratase de un juego de guerra online, la comunicación en las redes sociales funciona como un fuego cruzado de francotiradores audiovisuales que no persiguen lo dialógico, el cuerpo a cuerpo, sino dar un golpe definitivo y por la espalda, mensajes irracionales disparados desde escondrijos anónimos, con miras telescópicas más allá de la política, ideologías del estás conmigo o contra mí.
Una de las fuentes de inspiración de los hackers es la piratería; una vinculación a los principios de las repúblicas del mar frente a los imperios terrestres. Si bien existe un crisol de intenciones e intereses, también habita en la deepweb —entre barbaries inimaginables- escenarios de resistencia, disidencia, crítica... El temor de las corporaciones a los hackers los lleva a establecer las mismas tácticas que utilizaron para convertir al esclavo en capataz.
La Nética es un neologismo que surge de unir el anglicismo net —red— con la ética. Se refiere a nuestro comportamiento en las redes de manera ética, sin dañar a los demás, asumiendo los presupuestos freireanas de que el bien del otro o de la otra favorece mi desarrollo y mi humanización. Proviene del concepto de netiqueta o etiqueta para las redes, una manera educada de comportamiento en la hiperrealidad.
Haciendo un guiño a Freire, la escuela podría diseñar una red social física en la que el alumnado y el profesorado, mediante pósits, se interrelacionase. De esta manera, se evidenciaría el vínculo entre lo que pasa en el mundo y lo que sucede en la hiperrealidad, no como dos dimensiones paralelas sino como pliegues de un mismo origami. Volveríamos a las experiencias del alumnado, al diálogo, a la comprensión por parte de estos del sistema mundo histórico que los envuelve y a descubrir la potencialidad de las redes para profundizar en sus preocupaciones o para visibilizar los temas generadores que se necesitan para transformar lo real y lo virtual, sincrónicamente.
Martín Hurtado, M. y González Novoa, A. (2021). @Freire.P #Nética en las redes sociales para la autonomía en la hiperrealidad. Pedagogía y Saberes, (55). https://doi.org/10.17227/pys.num55-13105

Citas

Baudrillard, J. (1996). El crimen perfecto. Editorial Anagrama S.A.

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Virilio, P. (1997). El cibermundo, la política de lo peor. Entrevista de Philippe Petit. Ediciones Cátedra S.L.

Žižek, S. (2006). Lacrimae rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio. Random House Mondadori S.L.

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2021-07-01

Cómo citar

Martín Hurtado, M. D., & González Novoa, A. (2021). @Freire.P #Nética en las redes sociales para la autonomía en la hiperrealidad. Pedagogía Y Saberes, (55), 77–88. https://doi.org/10.17227/pys.num55-13105

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